Prudentes
y bocazas
(Artículo publicado el domingo, 27 de octubre, en diarios de Editorial Prensa Ibérica)
Lo dije la semana pasada.
José Luis
Rodríguez Zapatero es el mejor ex presidente de la democracia. Con él,
El Objetivo de La Sexta subió a una
gloria desconocida, la de los dos millones y pico de espectadores. Doña
Ana Pastor y su equipo han de estar
felices, vamos, haciendo palmas con los labios. De abajo, con los labios de
abajo, diría algún personaje vulgar de los que tiene la ficción. Lo dije por
llamar la atención y elevar a categoría bondadosa la prudencia del ex
presidente como contrapeso a la diarrea verbal con que suelen actuar los otros
ex en activo,
José María y
Felipe. Pero hijo, José Luis de mi
vida, una cosa es ser prudente y otra no tener sangre en las venas, joder, tío,
que es que es muy fuerte lo tuyo. ¿No tienes opinión sobre
Luis Bárcenas? ¿No puedes criticar ni un poquito así la política de
Mariano Rajoy, no hay nada que
decir, dando un puñetazo en la mesa, sobre la demolición del Estado de
Bienestar que ejecuta este Gobierno mendaz? ¿No tienes opinión sobre los ERE
andaluces? ¿De verdad que como ex presidente no tienes nada que decir? ¿De
verdad que como ciudadano tampoco? ¿De verdad que el PP no merece un tirón de
orejas? ¿A qué has ido a
El objetivo,
a vender tu libro, a decir que no opinas? Uno esperaba que dijeras algo a lo
que agarrarse, que tuvieras alguna idea, a ser posible de izquierdas, jodío,
pero confundes la prudencia con lo pusilánime, la moderación con la cobardía, y
el comedimiento con la complicidad. Es lo que hacen esos cantantes rancios que
no hablan de política para no molestar, que traducido quiere decir para que los
de izquierdas no se enteren de que vota a la derecha. Insisto, ni tan caliente
como Aznar, que es valiente, ni tan frío como vos, calzonazos.
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Vale que la prudencia es un valor, pero José Luis de mi vida y de mi corazón, que parece que no tienes sangre en las venas, coño, di algo que parezca de izquierdas. O di algo, sin más, opina de algo. |
Caca, pipí, moco y porros
Lo bueno, lo mejor, lo gracioso, es que no sólo la realidad –una entrevista,
un programa en directo, un reportaje, una información- genera polémica,
fastidio, y hasta ganas de tirarse al cuello de alguien. La ficción es la
bomba. Veamos.
¿Son Los Simpson
meros dibujos amarillos? No, ni mucho menos. Hay quien se toma en serio lo que
ve cuando ve a Homer Simpson, a su familia, o a sus vecinos. En EEUU hay una
Comisión Federal de Comunicaciones, es decir, la típica agencia que regula la
cosa de la tele, una especie de defensor del espectador, o sea, como lo que
hace Maritere Campos con la
audiencia de Sálvame, pero en serio.
Pues a esa FCC han llegado quejas de gente molesta y espantada por el lenguaje
de los personajes de Los Simpson, que hablan sin pudor de “hacer caca” o “hacer
pipí”, habrase visto, algo que es considerado, átese el lector a lo que tenga a
mano, “muy obsceno”. Hay otro que se queja de un capítulo en donde Homer
Simpson se retrata para la revista Playboy mientras sus hijos, por dios, por
dios, hasta la pequeñina, con su chupete y todo, la pobre, miran la escena por
la ventana, en fin, deduce otro, que tanta pornografía no traerá más que la
decadencia a América, “que pagará sus consecuencias”. Pobrecitos. Digo los
americanos que sufren viendo a Los Simpson, tan guarros, desvergonzados, y tan
blasfemos que hasta se ríen de dios y del diablo, vade retro. Estos no han
escuchado los diálogos de Aída. Sus
personajes no hablan. Escupen su condena y perdición en cada escena. El nombre
de los capítulos es, en sí mismo, un libro abierto de intenciones. No engañan
apuntando al tipo de audiencia al que se dirigen cuando llaman a la entrega
“Amanece que no es moco”, o “Amores porros”, o “El imperio (de la morcilla)
contraataca”. Canela fina.
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Es la Macu, es Pepa Rus, que borda su personaje de ordinaria y deslenguada en Aída. Vaya traca de mujer. Que no soy tan joven, le decía al empleado del parque de atracciones, que tengo ya una cana en el chumino. Hala, dicho queda. |
Eurovisión y Bielorrusia
Dice Pepa Rus en boca de la ordinaria Macu
visitando un parque de atracciones, “ay, qué de cosas hay aquí, en la feria de
mi pueblo le metemos una guindilla por el culo a un gorrino y corremos detrás
de él”. Luego le dice a un encargado de un columpio que la deje pasar porque
aunque es bajita tiene más edad de lo que aparenta, y si no “me crees te enseño
una cana que tengo en el chumino”. Hay más. Anda, Mauricio, no digas tonterías,
que lo más lejos que has estado ha sido en Villaconejos porque creías que era
un macro puticlub, le dice Chema, Pepe
Viyuela, a Mauricio. Podemos seguir con los pepinos como remedio sexual para
el culo de Fidel, la dieta de la piña para adelgazar, ¿la dieta de la piña?,
sí, sí, yo me tumbo y tú me la endiñas… Es el nivel. Así que si la imagen de
Marge Simpson besando a otra mujer resulta indecente para algunos
estadounidenses, que piden censurar el capítulo porque “los niños no pueden ver
eso”, Aída puede ser la prueba de que
la decadencia universal ha comenzado en España. ¿Se han enterado de lo de
Bielorrusia? ¿Ni idea, no saben de qué va la vaina? Aquí tampoco se andan con
tonterías. Y a la cabeza, su presidente. Un grupo de ciudadanos, como los
yanquis con Los Simpson, ven en el
próximo festival de Eurovisión un ataque en toda regla a los fundamentos de esa
ex república soviética, tan macha y tan brava que sigue matando a sus
ciudadanos con un disparo en la nuca porque, hay que recordarlo, Bielorrusia es
el único país europeo que aún aplica la pena de muerte. Bien, pues algunos
aguerridos bielorrusos ven una amenaza en Eurovisión porque “propaga un estilo
de vida que es inaceptable”. ¿Y cuál es ese estilo? El que representa la
transexual austriaca Conchita Wurst,
con sus tetas y su barba negra como su alma, coño, una imagen que perturba a
esos bielorrusos que ven en el festival “un caldo de cultivo para la sodomía,
así que hay que censurar su actuación”, dicen, o no retransmitirlo. ¿Qué dice
el dictador que preside el Gobierno? Alexander
Lukashenko dice que es mejor ser dictador que gay. Aprende, Zapatero.
Capullos y descerebrados hay en todo el mundo. Bocazas y prudentes, también.
Escoger entre los bocazas y prudentes de la ficción o de la realidad de la tele
es algo más que una elección. Seguro que usted, si ha llegado hasta aquí, los
habrá escogido. Esa elección lo retrata. Por cierto, ¿no cree que tendría que
ser Eurovisión quien vete a Bielorrusia? San Zapatero, ayúdanos.
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Oye, hay gustos. Es Conchita Wurt, la transexual austriaca que, para los aguerridos y machos bielorrusos, se ha convertido en el demonio, en la perdición de su pueblo porque, dicen, si los niños la ven participando en el festival de Eurovisión, será un caldo de cultivo para la sodomía. Hay que estar zumbados. Se asustan ante estas extravagancias pero no se inmutan por ser el único país europeo que mantiene la pena de muerte. |
La guinda
¿Pero se fue?
El
jueves volvió Tu cara me suena a
Antena 3. Volvió con el mismo presentador, Manel
Fuentes, con el mismo esquema, y casi con el mismo jurado. La novedad es Marta Sánchez. En cuanto a los
concursantes, la novedad es que no cuentan con el plomizo Santiago Segura. Algo es algo. Volvió el jueves, pero la audiencia
tiene la sensación de que jamás se fue. Pecado que cometen todas las cadenas
con sus éxitos.