El Agustín
(Artículo publicado el domingo, 8 de julio, en diarios del grupo EPI PRESS)
El que naciera Agustín y luego se hiciera los retoques
en su cuerpo para adaptarse a su cabeza, a su manera de sentir la sexualidad
sin tormentos, se tiró a Paquirrín,
aunque ya crecidito y en versión Kiko
Rivera, el DJ por el que algunos ayuntamientos pagan un porrón de euros sin
que al concejal responsable se le caiga la cara de vergüenza. O sea, que el
hijo de la Pantoja ha fornicado con
un hombre que luego fue mujer. Un sindiós que podría haber evitado pecado tan
mayúsculo y monstruoso si el mundo se guiara por los consejos que un tipo de
verdad sensato, modelo de prudencia, un experto en carne y pescado, en dioses y
diablos, en premios y castigos, un hombre del show que no soporta que los
medios no hablen de él en unas horas. Hablo, como usted quizá haya pensado, del
clérigo radical de alto copete Juan
Antonio Reig Pla, un alicantino al que su empresa lo ha llevado por
diferentes plazas, ahora en la de Alcalá de Henares, para torear el mismo toro,
el de la mendaz ridiculez amparada por un verbo solemne y huero.
Baste decirles
que he tenido que sujetarme el esturreo de la risa cuando escuché en La Sexta Noticias, con una Helena Resano a punto de desternille,
que el obrero católico a destajo ha puesto en marcha “Sexólicos anónimos”, la
delirante propuesta en su web para liberarse de la lujuria, ay, omá, qué rico.
A lo nuestro, a los polvos sin descanso de Kiko, agujero veo, agujero quiero.
Que se acostó con la Pepi que antes era el Agustín lo soltó la otra noche en la
nueva temporada de Ven a cenar conmigo,
gourmet edition que emite Cuatro. ¿Gourmet? Pero si dicen que Julio Iglesias, el junior, puso de
cenar unas hamburguesas de segundo y unos donuts de postre. De aquellos polvos
nacieron estos…
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