viernes, 27 de julio de 2018

Maldeojos. Piropos cocinados


Piropos cocinados
(Artículo publicado el sábado, 21 de julio, en diarios del grupo EPI PRESS)

     Lo vi, y no quiero dejarlo pasar. Fui testigo, y hay que denunciarlo. Mientras se emitía en Espejo público el reportaje de “lo que tiene que sufrir una mujer cuando camina sola por la calle” me llegó el olor de la cocina chamuscada, del guión vendido como si lo que vimos fuera real. Vamos, periodismo de opereta en vez de periodismo de investigación, periodismo escenificando una posible realidad pero no algo que pasara de verdad y de forma espontánea. Me explico. Viene a cuento esta pieza al hilo de la propuesta del partido de Pablo Iglesias, de baja maternal, de castigar con la ley en la mano el acoso que sufren algunas mujeres por parte de algunos hombres que, con la excusa del castizo piropo, se suben a la parra de la grosería y el atosigamiento. Hay que decirlo otra vez. Nadie pretende convertir el piropo en delito, pero sí el acoso. La diferencia es clara.

     En Espejo público, supongo que con buena fe pero sin duda sin haber ido a clase el día en que se explicó en la facultad que una cosa es una simulación y otra venderla como si fuese verdad, se envió a la reportera Claudia García como cebo para ver si la periodista recibía “piropos subidos de tono y miradas penetrantes de hombres”. Y sí, las recibió. Y sí, era increíble. Literal. No había forma de tragarse el reportaje “real”. Apestaba a cosa fingida, aquello chirriaba como las ruedas de la carreta del malo. Tiene que ser mucha casualidad que un tipo, por mucho que piense “qué polvo tienes, guapa”, se lo escupa a una mujer que camina por la calle seguida de una cámara de televisión. O el tipo es un gilipollas o está conchabado con el productor del reportaje, que incluso se presta a tener unas palabritas excusándose con la reportera. O sea, un teatrillo infumable.


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