Belenazo
(Artículo publicado el sábado, 30 de junio, en diarios del grupo EPI PRESS)
Se ha instalado
“belenazo” como adjetivo que define los efectos de la aparición de una monstrua
de la pantalla, doña Belén Esteban.
Efectos positivos, hay que añadir. Si el programa donde actúa la chabacana
entra en coalición con algún buen programa de la competencia que le pueda hacer
daño, llaman a la choni para que cuente una de indios y la audiencia, como la
leche al calentarse, sube como efecto del “belenazo”. Si se quiere promocionar
algo de la cadena, de Sálvame, o vete
tú a saber qué, se fabrica en apenas una reunión de “la cúpula” otro “belenazo”. No sé si saben, pero La
fábrica de la tele, que maneja los hilos del sandio Sálvame, aburrido y repetido como el pepino, con sus golpes de
efecto cíclicos, se ha inventado otra chuminada a cuyo frente ha puesto a doña
Belén Esteban, en horas bajas como cada cierto tiempo, agotada la teta de la
época en que se ganaba la vida contando su vida con Jesús de Ubrique, El Niño de las Bragas.
La tontada
consiste en hacer entrevistas a peña diversa del entorno de Mediaset, y hacerlo
mientras conduce, al estilo del formato del cómico británico James Corden y su Karpool Karaoke. En paralelo, la hasta ahora una de las más serias
y prestigiosas plataformas de peticiones del mundo, Change.org, ha puesto en
marcha una recogida de firmas para, atención, “echar a Belén Esteban de la
tele” alegando todo tipo de males, entre los que destacan que no es ejemplo de
nada, que es inculta, zafia, chabacana, o que no es una profesional de la tele.
Ay, ay. Todo eso, sumadas, son las razones por las que esta señora está en la
tele. ¿Echar a Belén Esteba de la tele? Qué tontería es esa. La Esteban es la
tele. Me huele a acción desde dentro, a puro “belenazo”.
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