Atracción y rechazo
(Artículo publicado el jueves, 12 de julio, en diarios del grupo EPI PRESS)
Está dando la
vuelta al mundo la primera entrevista que ha concedido la actriz Robin Wright a una televisión, la
estadounidense NBC, después de conocerse que su colega de reparto en House of cards, Kevin Spacey, fuera acusado por Anthony Rapp, actor también, cuando era menor de edad, de acoso
sexual. La acusación se enmarca dentro del movimiento #MeToo impulsado por
actrices que sufrieron el acoso del productor Harvey Weinstein. La gélida y a la vez tórrida Robin Wright en su
papel de primera dama, ya casi presidenta de EEUU en House of cards, como Claire Undergood, ha dicho, no sobre su marido
en la ficción, Francis Underggod, sino sobre el actor, sobre su compañero de
reparto, que apenas conocía al hombre que había detrás del personaje, que se
conocían de los ratos muertos entre el “corten” y la “acción” del rodaje.
Y que cuando
saltó el escándalo no se puso en contacto con él porque ni siquiera sabía cómo
localizarle. Lo que sí hemos sabido los seguidores, en plan adicción total, en
plan dame más que tengo mono, en plan estos artistas, estos guionistas, esta
serie es la leche de las leches, es que Kevin Spacey, es decir, Frank
Undergood, ya no está en la sexta y última temporada de la ficción de Netflix,
que lo apartó. Robin Wright, con tacto y respeto por el trabajo del compañero,
aseguró en el programa Today que a
pesar de lo ocurrido, Kevin es un excelente actor, y que una cosa no quita la
otra –la mano larga, el sobeo, el acoso-. Difícil cuestión para el espectador,
que se enfrenta a la fascinación por el actor con una carrera jalonada de
títulos de una grandeza y un poder incuestionable, y al rechazo sin fisuras a
las acciones del ciudadano Spacey.
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