La
segunda, ya tal
(Artículo publicado el domingo, 11 de junio, en diarios de EPI PRESS)
Me gustan los catalanes
porque hacen cosas. Dije que bajaría los impuestos y los estoy subiendo. It´s
very dificult todo esto. Cuanto más sepáis de todo, mejor. Por saber de todo no
os va a pasar nada malo, luego ya veremos. Si uno es ingeniero o futbolista se
le abren todas las puertas del mundo. No es lo mismo que gobierne uno que
gobierne otro. No es lo mismo. Dicho de otra manera, es muy distinto, muy
diferente. La cerámica de Talavera no es cosa menor. Dicho de otra manera, es
cosa mayor. España es una gran nación y los españoles son muy españoles y mucho
españoles. Querido lector, querida lectora, ¿habrá que citar otra más, aquella
que decía “la segunda –pregunta-, ya tal” para saber que hablamos del
incomparable, del único, del hombre de las tres cabezas, del hombre orquesta,
de Mariano Rajoy por la gloria de mi
madre? Claro que no. Sus frases bomba de racimo se sabe cómo empiezan, pero ni nuestro
titiritero de la lengua, cuando no tiene papel delante, sabe cómo terminan. “It´s
very dificult todo esto” es una cumbre de la hilaridad. Alguien que dice esto
es muuú grande. Y merece estar en el Gobierno, y los ciudadanos –y ciudadanas,
asoma la cabeza por la esquina del periódico Susana Díaz la Cosedora- gobernados por semejante espécimen. Lo
traigo el primero de la lista porque el autor de “una cosa es ser solidario, y
otra serlo a cambio de nada”, o te puede provocar un cataclismo que te revuelca
por el suelo de la risa, o te puede dar una depresión del carajo porque, no nos
engañemos, estamos en sus manos. La tele es muy puta. Y fabrica héroes, villanos,
peleles, monstruos, personajes a los que odiar u amar, o tipos que te resultan
repulsivos hasta el extremo de convertirse en la puta lactosa que no toleras,
en el gluten que te machaca lo que el gluten machaque, en la alergia al polen
del olivo que te tumba a ti o a tu mejor amigo, en veneno puro.
Tonto tú
Claro que puede pasar que lo
que a ti te tumbe, a otros les resucite. La tele, la vida, es así. A mí me pasa
que cuando veo a Pablo Iglesias,
cuando escucho a Pablo Iglesias, se me coge un pellizco en el ano que no sé
gestionar. No sé si soltarme o apretar. No sé si estoy en un Al rojo vivo de veinticuatro horas o en
un Gym Toni hilarante donde nada es
lo que parece y sin embargo todo te da una pena que te, con perdón, cagas.
Cuando sale el señor Iglesias apretando la frente, marcando arruga, moviendo la
cabeza como el perrito de los coches dibujando una sonrisilla condescendiente mientras
le hacen la pregunta, que corta en seco cuando empieza lo importante, su
respuesta, y sale defendiendo que el tal Kichi, José María González, alcalde de Cádiz, ha hecho bien en conceder
una medalla a la virgen del Rosario, yo, humilde ateo, descreído, que se pasma
con las supercherías del personal, entro en éxtasis, me vuelvo loco, y soy
capaz de tomarme en serio hasta la opinión de los tertulianos de derechas que
pueblan los Desayunos de La 1
pastoreados por Sergio Martín. El
mismo que pedía que la tele pública no emitiera las misas dominicales de La 2
para asentar de una puñetera vez el estado laico –cosa lógica, sensata,
necesaria, igual que hay que suprimir la propaganda religiosa de musulmanes y
judíos-, justifica la concesión porque “los urbanitas de izquierda tenemos que
respetar esas tradiciones tan respetadas en el pueblo”. Cágate, lorito. Tonto,
tú, Pablo Iglesias, escribe en su muro de Facebook mi colega Antonio M. Sánchez con sarcasmo y rabia
perpleja. Y como no hay un –tonto- sin otro al lado, pide paso en directo, nada
menos que desde El Rocío –tenía que ser ese paraje de cajonadas de caballo,
blancas palomas, polvo del camino y tontucios que repeinan el caracolillo de
sus ondas pringosas de gomina- el insigne Carlos
Herrera, que entra como un Bertín
Osborne de chichinabo en el programa de Ana Ana Rosa Quintana para repasar la actualidad. Al caballero de
la ridícula figura le parece inmoral, suelta en la conexión, que el fiscal
Anticorrupción Manuel Moix tuviera
que dimitir por tener en Panamá una sociedad oculta al fisco. Ay, tonto tú,
Carlos Herrera.
La zarina
Otras criaturas de este
averno catódico que abren la boca y sube el pan del audímetro son mis terrores
favoritos. Entre ellos Mario Vaquerizo,
Santiago Segura, o Eduardo Inda que, sin embargo, pueden
ser para el lector referentes del humor, de la reflexión, o del buen gusto. Lo
que a mí me encocora, a usted le puede hacer levitar. Así es la pantalla. El
otro día los de Zapeando volvieron a
contar con el absurdo Vaquerizo. Le dan hasta sección propia, Cinco vídeos con Mario. La cosa es
simple. Le ponen una tanda de vídeos y él elige el orden para comentarlos al
buen tuntún. Patético. Abre la boca como él la abre, un poco torcida, echa la
cabeza para atrás, pero sin aquella gracia de Raffaella Carrá, suelta una parida morrocotuda, y pone el cazo para
cobrar. Yo creo que los colaboradores, desde Ana Simón a la vivaz Ana
Morgade o Miki Nadal, al que a
veces lo pilla la cámara mirando a Mario como el que mira una cucaracha, se la
envainan porque no tienen más remedio, pero Vaquerizo les hace la misma gracia
que a mí ver en la tele pública Fantastic
duo, ese entretenimiento de saldo que se echa a una audiencia que no
tendría que pasar por ese trago. De verdad. Y termino. A lo grande. De Eduardo García Serrano, el creador de
“guarra y puerca” a la consejera de Sanidad catalana Marina Geli, llega a nuestras pantallas, gracias a Intereconomía,
su última creación, decirle a Irene
Montero, portavoz de Podemos, que es la zarina, la “chati” de Pablo
Iglesias. Me pasan un vídeo con la intervención de este pelanas, pero me deja
frío de tan rancio. No así María Patiño,
que dice que le tiene pánico a envejecer. ¿Cómo? Pero ella, mujer de recursos, puso
sus tetas en manos del cirujano, y hala, feliz como una perdiz. Señor
presidente, It’s very dificult todo esto. Más que concursar en Ninja Warrior, que estrenó el viernes
Antena 3. Así que si eso, la segunda ya tal…
La guinda
Incidente
Es una curiosidad, pero merece
mencionarla. El corresponsal de TVE en Oriente Medio, Óscar Mijallo, estaba a punto de un directo con el canal 24 Horas
para hablar de que siete países de la zona rompían relaciones con Qatar por sus
presuntos apoyos a grupos terroristas. Pero a dos minutos de la conexión se
inundó el lugar al saltar el sistema antiincendios. El equipo reaccionó tan
rápido que el espectador no se enteró.
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