Estrellas, a descansar, guapas
Están que se
van. Las crónicas más elegantes tienen palabras ajustadas al momento, del mismo
modo que los periódicos, cada año, sacan el mismo titular para anunciar la
fiesta del pueblo, la romería del santo, o las procesiones que tiñen de rojo
las calles. Creo que me explico. Pues con ellas, igual. Ellas son ellas, las
que nos dan el día todos los días. Y ahora están que se van hasta que regresen
en setiembre “tras un merecido descanso”. Y tanto. Pero qué fue primero, ¿el
huevo o la gallina?, ¿merece la audiencia descansar de ellas, o ellas de la
audiencia? Estas tonterías no conducen a sitio alguno. Bueno, digo otra y ya
está. Si hablo de ellas hablo de Ana
Rosa Quintana, hablo de Susana Griso,
y hablo de Mariló Montero, pero se
entendería mal que metiera a Jorge
Javier Vázquez en esta tropa de guapas por más que JJV sea más mala que
todas juntas. Pero lo siento, es que no es guapa. No pasa nada. Su sustituta, Paz Padilla, si Paolo Vasile de mis entrañas no lo remedia, tampoco lo es. Se ve
que es marca del programa. Y por si fuera poco, para un servidor, que tampoco
es guapa, los presentadores de Sálvame
no son ni simpáticos. Mariló se va a mediados de julio, y deja el mando a Inés Paz, la que este año dio los votos
de España en Eurovisión y se encarga en La
mañana de la La 1 de la
actualidad. Se va tranquila Mariló, la que se pone el micrófono clavado en las tetas
porque si lo hacía Rocío Jurado, a
ver quién le dice a la navarra que no lo haga. Se va tranquila a “su merecido
descanso” sabiendo que le renuevan el contrato un año más. Hala, bonita, a
vivir tranquila, a descansar, a ver si llegas con “las pilas recargadas” y le
das un limpión a la casa. ¿Sigue Cristina
Mérida dando saltos, haciendo un día y otro, y otro, las mismas
coreografías? ¿Sigue el simpático doctor Luis
Gutiérrez hablando de la menopausia, de la pérdida de pis, de la próstata,
y de la diabetes? Ya digo, os hace falta un descanso. A todos.
El monstruo de las Quemadillas
Las otras, las
de Antena 3 y Telecinco, dudo que quieran irse. Ahora, con José Bretón, están que se salen. Lo digo en serio, he intentado
estas mañanas saltar de una cadena a la otra para seguir el tratamiento que
están dando a ese nauseabundo asunto de los niños Ruth y José. La
sensación de agobio, de periodismo abyecto, vergonzoso, y truculento, ha sido
superior a mis fuerzas. No aprenden. Es verdad que con un tipo como Bretón
cuesta llegar a algún grado de empatía, que los primeros planos de su mirada
extraviada y gélida, como taladrando a los testigos que hablaban de él, hacen
difícil mantenerte prudente, todo eso es verdad, pero no es suficiente para que
asistamos, como asistimos, espoleados por la pantalla, a un uso espurio del
dolor ajeno, convertido por los charlatanes apostados a la puerta de los
juzgados de Córdoba en un espectáculo miserable y ruin por ver quién va más
allá, quién lleva al plató central la lágrima más reciente, el desmayo de
último minuto, el exabrupto más acalorado. Lo que está haciendo Nacho Abad para Ana Rosa, con un
despliegue acongojante, se vende como periodismo a pie de calle, con tráfico de
fuentes, con viveza informativa, con la certeza de que la razón está de su
parte. ¿Dónde está el lloriqueo de la señora cardada y maquillada tan temprano
cuando dijo haberse arrepentido del juicio paralelo que le montaron a Dolores Vázquez, la monstrua, acusada
de haber matado a la joven Rocío
Wanninkhof? Me da asco de estos programas. Me da asco de que Susana Griso
se ponga al mismo nivel y degrade tanto a la audiencia. Me da asco que los
informativos, a los que se les tendría que caer la cara a pedazos de vergüenza,
jueguen al mismo juego, a ver quién llega más lejos, a ver quién informa más,
da igual que sea mejor, que compitan no desde el rigor sino en clave y lenguaje
de magacín. Cada vez que oigo, y lo he escuchado en magacines, tertulias, o
informativos, el monstruo de las Quemadillas, me saltan los fusibles. Es
periodismo para imbéciles, facilón, cutre, simple. Una estafa.
Ay, Cake, qué risa
Lo malo de esta
situación es que el engranaje sigue. Se irán las estrellas, pero la caca no
parará de expeler su ponzoña. Será un mes de grandes audiencias. Y de testar
inventos. Hay que reconocer el arrojo de un moribundo como Intereconomía
peleando para no bajar la persiana. Se lo curran. Han hecho de todo. Se le
fueron las estrellas gordas, la gatera entera con Antonio Jiménez con el rabo tieso guiando a los gatillos hasta la
otra choza. Piden dinero a sus fieles sin complejos porque tienen la certeza de
que su canal es el único que defiende a los españoles –de intrusos extranjeros,
sobre todo de moros y negros, que son los más extranjeros, de perroflautas
antisistema, de sindicalistas, de lesbianas y gais, de partidos de izquierda-.
Intereconomía es como una lagartija. Rabo que cortas, rabo que se regenera.
Dentro de unos días, con ese espíritu sin desmayo que le caracteriza, lanzará
una nueva estrella, Cake Minuesa. No
tengo el gusto. He mirado por ahí y sé que ha hecho monólogos racistas, radio
en Valencia, y algunas chirigotas más. Es un humorista de derechas. Como lo fue
Jordi Évole, el de Salvados, auténtica estrella de La Sexta
–de izquierdas- y de un periodismo combativo que ha levantado a pulso los
cimientos de la actualidad. Y dando caña a diestro y siniestro, insisto, a unos
y otros. El señor Cake –qué nombre, coño. No, el mío no es cosa mía, venía en
el lote familiar- aspira a ser la estrella que ponga en aprietos a… bingo,
sindicalistas, Izquierda Unida, fundaciones de izquierda, asociaciones de
izquierda, movimientos de izquierda, socialistas, banca de izquierda, ah, ya,
que no hay banca de izquierda, pues se siente, no se le dedica un programa a la
banca y se acabó, ni a la iglesia -¿o sí, que os hace mucha pupa desde su tele?-.
Cake, aún te falta mucho para que te digamos guapa, a descansar, como le digo a
Wyoming, toda una estrella, o al
puto amo, Luis Bárcenas, que
nos da vacaciones por unas fechas.
¿Cuánto tardará en volver?
El tal Cake Minuesa se está vendiendo como el Jordi Évole de la extrema derecha. He visto vídeos suyos, y sí, con sus monólogos racistas apunta maneras. |
La guinda
Las tripas de GH
Las tripas a las
que me refiero no es lo que parece. Hablo de Gran Hotel. Hablo de que en el capítulo último se cerró la historia
como esperaban los espectadores y con alguna sorpresa. Fue memorable. Y por si
faltara algo, Bambú Producciones regaló a Antena 3 un tiempo de televisión para
fans desvelando las tripas de la serie, o sea, lo que no se ve, decorados,
declaraciones de actores, directores, productores… Noche espectacular.
Esperado final de una gran serie, Gran Hotel. |
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