lunes, 1 de julio de 2013



Estrellas, a descansar, guapas

      Están que se van. Las crónicas más elegantes tienen palabras ajustadas al momento, del mismo modo que los periódicos, cada año, sacan el mismo titular para anunciar la fiesta del pueblo, la romería del santo, o las procesiones que tiñen de rojo las calles. Creo que me explico. Pues con ellas, igual. Ellas son ellas, las que nos dan el día todos los días. Y ahora están que se van hasta que regresen en setiembre “tras un merecido descanso”. Y tanto. Pero qué fue primero, ¿el huevo o la gallina?, ¿merece la audiencia descansar de ellas, o ellas de la audiencia? Estas tonterías no conducen a sitio alguno. Bueno, digo otra y ya está. Si hablo de ellas hablo de Ana Rosa Quintana, hablo de Susana Griso, y hablo de Mariló Montero, pero se entendería mal que metiera a Jorge Javier Vázquez en esta tropa de guapas por más que JJV sea más mala que todas juntas. Pero lo siento, es que no es guapa. No pasa nada. Su sustituta, Paz Padilla, si Paolo Vasile de mis entrañas no lo remedia, tampoco lo es. Se ve que es marca del programa. Y por si fuera poco, para un servidor, que tampoco es guapa, los presentadores de Sálvame no son ni simpáticos. Mariló se va a mediados de julio, y deja el mando a Inés Paz, la que este año dio los votos de España en Eurovisión y se encarga en La mañana de la La 1 de la actualidad. Se va tranquila Mariló, la que se pone el micrófono clavado en las tetas porque si lo hacía Rocío Jurado, a ver quién le dice a la navarra que no lo haga. Se va tranquila a “su merecido descanso” sabiendo que le renuevan el contrato un año más. Hala, bonita, a vivir tranquila, a descansar, a ver si llegas con “las pilas recargadas” y le das un limpión a la casa. ¿Sigue Cristina Mérida dando saltos, haciendo un día y otro, y otro, las mismas coreografías? ¿Sigue el simpático doctor Luis Gutiérrez hablando de la menopausia, de la pérdida de pis, de la próstata, y de la diabetes? Ya digo, os hace falta un descanso. A todos. 

La risueña señora en primer plano se llama Cristina Mérida, y lleva años haciendo lo mismo, dar saltos con todo tipo de músicas y pretendiendo que las abuelas que ven el programa de Mariló Montero, la mujer cuyas tetas, como las de Ana Ogregón, caminan dos metros delante de ella, dejen el sofá, el andador, y se pongan chotas desde tempranito.


El monstruo de las Quemadillas
Las otras, las de Antena 3 y Telecinco, dudo que quieran irse. Ahora, con José Bretón, están que se salen. Lo digo en serio, he intentado estas mañanas saltar de una cadena a la otra para seguir el tratamiento que están dando a ese nauseabundo asunto de los niños Ruth y José. La sensación de agobio, de periodismo abyecto, vergonzoso, y truculento, ha sido superior a mis fuerzas. No aprenden. Es verdad que con un tipo como Bretón cuesta llegar a algún grado de empatía, que los primeros planos de su mirada extraviada y gélida, como taladrando a los testigos que hablaban de él, hacen difícil mantenerte prudente, todo eso es verdad, pero no es suficiente para que asistamos, como asistimos, espoleados por la pantalla, a un uso espurio del dolor ajeno, convertido por los charlatanes apostados a la puerta de los juzgados de Córdoba en un espectáculo miserable y ruin por ver quién va más allá, quién lleva al plató central la lágrima más reciente, el desmayo de último minuto, el exabrupto más acalorado. Lo que está haciendo Nacho Abad para Ana Rosa, con un despliegue acongojante, se vende como periodismo a pie de calle, con tráfico de fuentes, con viveza informativa, con la certeza de que la razón está de su parte. ¿Dónde está el lloriqueo de la señora cardada y maquillada tan temprano cuando dijo haberse arrepentido del juicio paralelo que le montaron a Dolores Vázquez, la monstrua, acusada de haber matado a la joven Rocío Wanninkhof? Me da asco de estos programas. Me da asco de que Susana Griso se ponga al mismo nivel y degrade tanto a la audiencia. Me da asco que los informativos, a los que se les tendría que caer la cara a pedazos de vergüenza, jueguen al mismo juego, a ver quién llega más lejos, a ver quién informa más, da igual que sea mejor, que compitan no desde el rigor sino en clave y lenguaje de magacín. Cada vez que oigo, y lo he escuchado en magacines, tertulias, o informativos, el monstruo de las Quemadillas, me saltan los fusibles. Es periodismo para imbéciles, facilón, cutre, simple. Una estafa. 

Tipos como Nacho Abad, auténticos perros de presa, hacen del suceso un periodismo nauseabundo cuya meta es clara, hacer caja, audiencia, y negocio con el dolor ajeno. En el juicio a José Bretón está en todo su esplendor.


Ay, Cake, qué risa
Lo malo de esta situación es que el engranaje sigue. Se irán las estrellas, pero la caca no parará de expeler su ponzoña. Será un mes de grandes audiencias. Y de testar inventos. Hay que reconocer el arrojo de un moribundo como Intereconomía peleando para no bajar la persiana. Se lo curran. Han hecho de todo. Se le fueron las estrellas gordas, la gatera entera con Antonio Jiménez con el rabo tieso guiando a los gatillos hasta la otra choza. Piden dinero a sus fieles sin complejos porque tienen la certeza de que su canal es el único que defiende a los españoles –de intrusos extranjeros, sobre todo de moros y negros, que son los más extranjeros, de perroflautas antisistema, de sindicalistas, de lesbianas y gais, de partidos de izquierda-. Intereconomía es como una lagartija. Rabo que cortas, rabo que se regenera. Dentro de unos días, con ese espíritu sin desmayo que le caracteriza, lanzará una nueva estrella, Cake Minuesa. No tengo el gusto. He mirado por ahí y sé que ha hecho monólogos racistas, radio en Valencia, y algunas chirigotas más. Es un humorista de derechas. Como lo fue Jordi Évole, el de Salvados, auténtica estrella de La Sexta –de izquierdas- y de un periodismo combativo que ha levantado a pulso los cimientos de la actualidad. Y dando caña a diestro y siniestro, insisto, a unos y otros. El señor Cake –qué nombre, coño. No, el mío no es cosa mía, venía en el lote familiar- aspira a ser la estrella que ponga en aprietos a… bingo, sindicalistas, Izquierda Unida, fundaciones de izquierda, asociaciones de izquierda, movimientos de izquierda, socialistas, banca de izquierda, ah, ya, que no hay banca de izquierda, pues se siente, no se le dedica un programa a la banca y se acabó, ni a la iglesia -¿o sí, que os hace mucha pupa desde su tele?-. Cake, aún te falta mucho para que te digamos guapa, a descansar, como le digo a Wyoming, toda una estrella, o al puto amo, Luis Bárcenas, que nos  da vacaciones por unas fechas. ¿Cuánto tardará en volver?

El tal Cake Minuesa se está vendiendo como el Jordi Évole de la extrema derecha. He visto vídeos suyos, y sí, con sus monólogos racistas apunta maneras.


La guinda                                                                                                  
Las tripas de GH
Las tripas a las que me refiero no es lo que parece. Hablo de Gran Hotel. Hablo de que en el capítulo último se cerró la historia como esperaban los espectadores y con alguna sorpresa. Fue memorable. Y por si faltara algo, Bambú Producciones regaló a Antena 3 un tiempo de televisión para fans desvelando las tripas de la serie, o sea, lo que no se ve, decorados, declaraciones de actores, directores, productores… Noche espectacular. 

Esperado final de una gran serie, Gran Hotel.

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