18
de julio
No se preocupen,
no les voy a dar la lata de recordarles que tal día como hoy el ejército de
liberación nacional se cargó al Gobierno legal de la República en nuestro país
bajo el palio de un ser chiquitito al que sólo le temblaba el pulso cuando se
persignaba para la diaria confesión por haber pecado de palabra, coño. Lo que
viene al caso es que hoy, un 18 de julio, el periodismo de liberación nacional
bajo el palio de Intereconomía está un poco más en peligro que ayer, aunque
quizá menos que mañana. Tal día como hoy los echan a la puta calle, como los
desahuciados de mierda a los que algunos de sus faros que sientan sus culos en
la tertulia han llamado a los desahuciados por no poder pagar sus hipotecas.
Qué cruel es la vida del tertuliano. Lo que hoy dijiste en un calentón para
ganarte a la audiencia, mañana te lo meterás por donde te quepa.
A la puta calle.
Hasta ahora emitían su basura desde el edificio de Mutua Madrileña, en
Castellana 36, pero ni porras, ni publicidad, ni cuentas solidarias, ni
tarjetas de la cadena ni lloriqueos a la audiencia para, estrujándose el
bolsillo, salvar la libertad verdadera, sirvió de nada. Los trabajadores, los
verdaderos mártires de ese despropósito bilioso, llevan más de cinco meses sin
cobrar, los opinantes que les quedan se llevan albóndigas de lata de un
comercio de renombre como salario, el dueño del local está hasta el gorro de
los impagos, y por mucho amor que le tenga a la causa habrá dicho que se acabó,
y que hasta aquí hemos llegado. Este es uno de los tinglados más graciosos de
la extrema derecha, y el que más imaginación le ha puesto a su pervivencia. La
noche sin el eximio Xavier Algarra
no será igual, aunque los gatos tienen siete vidas. Ya están renaciendo.
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