Mi churri y
la otra
Artista invitado, Rafa Cebrián
Un día me
hizo sangre, pero en vez de parar le dije que me azotara un poco más, sólo un
poco más, a ver qué pasa, churri. Se volvió loca. Jamás la había visto así.
Después del desayuno, con mi zumo de naranja en la mano, me asomé a la terraza,
saludé a los vecinos que charlaban en la suya, y encendí un cigarro. Me puse
una bata ligera al revés, tapándome por delante y dejando el culo al aire. Me
gustaba llevar al límite las convenciones sociales. Mis vecinos no veían nada
raro, pero yo me notaba empitonado, con el trasto rozando el hierro de la
verja, y empecé a culear como si me la follara. Creo que hasta la lagarta de al
lado, una calienta pollas que se agachaba en el último peldaño del rellano
cuando uno subía la escalera detrás, sabiendo que con aquella minifalda se le
vería hasta el corvejón rasurado, se dio cuenta porque la tía abrió los muslos
y sonrió diciendo algo sobre lo tieso y bonito que tenía el geranio.
Ya ves,
dije volando la mirada al vacío de la calle, aunque ella supo detenerla donde
convenía. ¿Con quién hablas?, me preguntó mi corazoncito desde la cocina. Con
la vecina, cielo, con la vecina. Una puta, dijo sin contemplaciones mi estrella
de la mañana, que apareció en el balcón con la rasera de plástico en la mano,
te voy a pegar, por malo. Y me dio un azote. Lancé un gritito. Luego me dio
otro, y exageré otro gemido. Mi vecina, sin dejar de mirar, se amorró en la
bragueta del lacio de su calzonazos, que se dejó hacer como si chupársela a las
once de la mañana en el balcón de la casa fuera algo que hacían con frecuencia.
La tenía grande, el capullo. En ese momento, enloquecido y ardiendo de deseo,
no sabía si saltar el balcón, apartar de un manotazo a la artista mamadora para
comprobar si yo era capaz de tragarme aquello hasta reventarme la garganta,
ponerle mi polla en la boca a la vecina sardesca, o follarme al marido sin que
se diera cuenta, porque el tipo seguía leyendo el periódico como si nada
ocurriera, convencido de saltar, levantarlo de la silla, echarlo sobre la mesa,
dejarle el culo en pompa, bombearlo hasta el hígado, y volver al reino de mis
geranios, pero mientras pensaba en segundos todo eso, mi churri ya me había
quitado la bata, se ensalivaba su tesoro, y enchufándose la manguera, nos
tiramos al suelo haciendo que la rasera estallara en mis nalgas como nunca,
aplicada, sistemática, encabronada, libre, gozosa, animal, ensangrentado y
feliz. Me corro, gritamos. Y nosotros, se oyó una voz en la terraza contigua.
Cuatro alaridos salieron del edificio y retumbaron en la calle.
-Al caer el telón, el público, en pie, estalló en
aplausos.
Teatro, de Rafa Cebrián |
RAFA CEBRIÁN
1963. Teresa de Cofrentes (Valencia)
Licenciado en Bellas Artes por la Universidad
Politécnica de Valencia. Dibujo, pintura, fotografía, grabado y cine
son sus propuestas artísticas. Expone
desde 1991. Pinta junto a Ernesto Herrero Rodilla desde 2001. Forman el Equipo
Herrero&Cebrian (www.herrerocebrian.com) realizando diversas
exposiciones individuales o colectivas con el proyecto La Mirada
Interpuesta, que continúa en la actualidad.
Organiza y participa activamente en
diferentes proyectos artísticos colectivos.
(Salvem
Cabanyal, Arteenred, Sahara ,Alzehimer, Levante,etc)
No hay comentarios:
Publicar un comentario