sábado, 2 de marzo de 2013

Teatro. El sueño de la razón



El sueño de la razón
Compañía Ferroviaria

      Hace unas horas que acabo de salir del teatro Rialto en Valencia, y aún sigo enfadado, rabioso con este país. Y emocionado, muy emocionado. He visto, y os aconsejo que la veáis en cuanto sea posible, El sueño de la razón, un texto que Antonio Buero Vallejo estrenó en 1970 sobre un asunto aún más lejano. Hay que remontarse a los últimos días que Francisco de Goya vivió en este país antes de irse a Burdeos huyendo de la intransigencia. Estamos hablando de casi dos siglos, los que van del hoy a aquel ayer absolutista que la obra de Buero entonces y la compañía Ferroviaria ahora nos muestra en un espejo que de verdad avergüenza. Pero cómo es posible que hayan pasado casi dos siglos de aquella situación, cómo es posible que la ficción del dramaturgo no se resienta con el desfase de la realidad de este tiempo, cómo es posible que el público del teatro asista a esta ceremonia como se asiste a una comunión colectiva en la que todo es actual.

      Es verdad que la razón produce monstruos, pero es más doloroso que esos monstruos sean reconocidos no desde el sueño que enturbia y anestesia sino desde la daga afiladísima de la conciencia de ciudadanos asombrados. La Compañía Ferroviaria, dirigida por Paco Maciá, hace una labor de canalla taxidermista que arranca con un discurso suave hasta que de golpe, sin darte cuenta, te ha envuelto en un torbellino de emociones que te llevan a la boca del precipicio. Y el vértigo es un enemigo feroz. Durante la función asistimos a una reflexión múltiple, y sin concesiones. Que nadie espere un espectáculo amable. Es un espectáculo látigo que te asoma al poder, a la mediocridad, al dolor y la enfermedad, a la incomunicación, a la creación solitaria del artista, a la venganza, al amor y la entrega, un espectáculo que va creciendo en intensidad dramática, visual –el responsable es el artista Ángel Haro-, conceptual, y que llega a la cumbre cuando tú, como espectador, hace tiempo que te has rendido a ese implacable bombardeo de ideas, emociones, y juego de espejos en el que acabas viéndote y reconociéndote y rechazándote como se rechaza una pústula enquistada.

      Con un montaje sobrio con aires barrocos –no hay contradicción-, austero como un claustro pero certero como un aviso de última emergencia, El sueño de la razón es un tren que embiste con la furia que precisa este tiempo de zozobra y derrumbe moral. Ya digo, sin concesiones, implacable, metódico y tremendo. Seis actores dan vida a muchos más personajes, desde el rey a la amante de Goya, o desde los esbirros del poder a su fiel amigo, el doctor Arrieta. Detrás, inmensos artistas como Juan Meseguer, Eloísa Azorín, César Oliva, Toni Medina, Verónica Bermúdez, y Alfredo Zamora.

      Durante la función en Valencia, el público, con un respeto y un silencio que parecía formar parte de la trama, irrumpió en aplausos finales como quien sintiéndose parte de la ceremonia acusó con esa apoteosis la necesidad de liberar tensiones.

2 comentarios:

  1. Hoy lei su articulo sobre el discurso del rey en el diario informacion, el cual me agradó mucho, por la realidad de los comentarios. Muy a mi pesar no pude hallar el mismo articulo en el diario on line para compartirlo en mi facebook. Merece que tenga varios "me gusta"!.

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    1. Amable lector. Gracias por su interés. Y gracias por sus amables palabras, que agradezco de corazón. De la edición electrónica de mis artículos en los periódicos de la cadena no sé apenas nada. Pero sí le dejo este enlace por si, como dice, quiere compartirlo con sus contactos en Facebook.

      http://wwwciprianotorres.blogspot.com.es/

      Gracias de nuevo

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