Soy
el asesino
Esta mano que
apretó el gatillo y mató a vuestros hijos se masturba hoy en su memoria. Parece
el arranque de una novela con la garra de un mordisco que te anima a seguir
para ver por qué alguien que apretó el gatillo y mató a unos cuantos, se
masturba hoy en su memoria. Pero no es el arranque de una novela. Es lo que
dijo ante el tribunal que lo ha juzgado T.J.
Line, un frío perturbado que mató sin piedad a tres chicos el año pasado en
una escuela de un pueblecito pequeño de Ohio, EEUU. El joven, que ya tiene 18
años, llegó sereno a la sala de juicios, cuchicheó con su abogado, y luego, con
parsimonia de exhibicionista, se fue desabrochando la camisa hasta quedarse
sólo con la camiseta en la que había escrito, a mano, una palabra que iba dirigida
a él mismo, killer, asesino. Su chulesca y provocadora actitud era el comienzo
de una actuación meditada y gélida.
T.J. Line. 18 añitos, lo que se dice un bombón. |
Preguntado si
era el asesino dijo la frase de arriba, lo del gatillo y la masturbación. Los
padres de los adolescentes abatidos estaban en la sala, y a ellos dirigía su
sadismo sin freno. En un momento, T.J. Line, como una reacción que parece común
en los humanos, canallas o no, y mirando a los padres, puso tieso el dedo
corazón y les envió una peineta para que no quedara duda de sus firmes
convicciones. O sea, acorralado pero arrogante, altivo, sobrado, incapacitado
para la piedad y el arrepentimiento. En este país tenemos memoria de personajes
a los que se les pedía explicaciones por su responsabilidad en asuntos de su
incumbencia. También respondieron con maleducadas peinetas. Agravio sobre
agravio. Estos días hemos visto a soldados españoles en Irak pateando a
civiles. Por cierto, ¿cuántos muertos van ya? ¿Tiene Aznar preparada nueva peineta?
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