Modista aparte
(Artículo publicado el sábado, 19 de mayo, en diarios del grupo EPI PRESS)
Volvió a tocar
las barbas del dios de los imitadores, que como cualquier espectador sabe es de
los más exigentes, que los dioses clásicos con sus amenazas, sus repartos de lo
malo y lo peor, tienen bastante. El dios de los imitadores es implacable, y ni
siquiera ha de señalar con su espada flamígera al condenado para expulsarlo del
paraíso de algo tan serio como la credibilidad, como la imitación verdadera y
no la chocarrería del simple y grotesco remedo. Es más, si me apuran, que tal
vez lo hagan porque hay lectores muy exigentes, me atrevo a decir que Raúl Pérez está en el último año de
carrera para ser lo que es, un dios en esto de la parodia, de la imitación, de
no sólo parecer sino de ser el otro, el imitado. La otra noche, en su reino de Late Motiv, donde ha encontrado glorioso
cobijo otro duende, don Andréu
Buenafuente, instalado en #0, se enfrentó al modisto, redicho y para mí
marciano, Lorenzo Caprile.
Este señor
seguro que no es así, digo como lo hemos visto, bueno, lo ha visto quien lo
haya visto, en Maestros de la costura,
donde era un señor repipi, enfurruñado, redicho, un señor para echarle de comer
aparte. Aunque no me hagan mucho caso porque, quizá, he tenido mala suerte y he
cogido del costurero de la reina -¿no le hizo algunos trapos a su majestad Letizia Ortiz?- los peores momentos
como jurado del concurso del dedal. Da igual. Lo que sí es cierto es que
Lorenzo pasó por el plató de Late Motiv,
y demostró que lo de ser quisquilloso y puntilloso no es excepción sino
estructura, cimiento, pero que cuando apareció Raúl Pérez imitándolo, todo
cambió. De nuevo me quedo con la copia. Me sobra el original, modista aparte.
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