Tribu solidaria
(Artículo publicado el martes, 1 de mayo, en diarios del grupo EPI PRESS)
Me gustó el
estreno de Tribus viajeras el domingo
por la tarde en La 2 porque mezcló el programa de viajes y el programa con
vocación solidaria. Cada entrega tendrá su sello según la tribu –deportista,
familiar, jubilados, jóvenes-. Los programas de viajes me fascinan porque sueño
con ir a esos sitios que no conozco o que conozco y, como un chiquillo, me
regocijo con lo que veo porque “ahí he estado yo”. Y los programas con vocación
solidaria también me gustan porque son necesarios, diría que imprescindibles
para que nuestra sociedad satisfecha, a veces despilfarradora, reciba su
cogotazo y salga de su catatónica ceguera. Me gusta Tribus viajeras, además, porque es un programa que presenta con su
habitual eficacia y frescura Francine
Gálvez, a la que vemos además como tertuliana en Amigas y conocidas en La 1.
Por si fuera
poco el primer Tribus viajeras habló
de solidaridad, pero de una solidaridad sin dramas, de una solidaridad festiva.
El primer destino fue Senegal, y de la mano de la ONG granadina ASMUN, otro
detalle a su favor. Conozco la labor de ASMUN, y ver cómo rehabilita un
dispensario médico, una granja, o los baños del colegio de Keur Bara Kairé, en
la región de Thiés –este de Senegal-, es un placer, y la constatación de que tu
dinero, o tu camiseta o zapatillas tienen una segunda vida. Da gusto viajar con
Francine y la tribu solidaria a otros rincones del país africano –no deja
indiferente la isla de Goré, que visité hace tiempo, lugar tan bello como
terrible por su pasado como isla de la que salían barcos cargados de esclavos-.
Tribus viajeras promete momentos de
buena televisión, de aventura, y de contrastes entre el que viaja y el que vive
allí.
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