Lo pillaron
(Artículo publicado el jueves, 24 de mayo en diarios del grupo EPI PRESS)
Lo sabía. Era
cuestión de tiempo. Pero lo sabía. Sabía que el caballero, medio altivo y medio
campechano Eduardo Zaplana, el
siempre bronceado señor que parecía levitar a unos palmos sobre el suelo y
sobre los demás, con su chulesca y al tiempo cálida sonrisita, sería un día
apresado, detenido, cogido, placado como un roedor antes de darle un nuevo
bocado al queso con el que siempre tuvo una relación tan natural como su
capacidad para escurrirse de las tenazas que lo han ido persiguiendo desde que
echó los dientes de leche en el mundo de la política. Así es que cuando el
martes lo vi en las teles detenido como se caza a un ave carroñera no me
extrañó nada, pero nada de nada. Es lo que esperaba de él, tal vez, incluso, lo que él mismo esperaba. De
hecho, los gerifaltes de su propio partido, un PP que parece no tener más sitio
para nuevas podredumbres, parecían tener el mensaje preparado.
Con él han caído
muchos de sus segundones, factor sumado a los ya imputados, algunos condenados,
enchironados, vigilados o expulsados de la teta pública por mera cuestión
higiénica, de salud pública. Eduardo Zaplana, el campeón de Julio Iglesias, de repente se ha
desdibujado para los portavoces del PP, que rodeados por un jardín de micrófonos
y cámaras hirvientes, casi no recordaban ni su nombre porque “hace mucho que no
está política y se le ha suspendido de militancia del partido”. TVE no podía
ser menos, y si el resto de cadenas mordía la noticia de la mañana, el servil Sergio Martín despachaba en Los desayunos la historia en apenas unos
segundos, y nada en La mañana, que
miró a otras minucias. Wyoming
resumió en un grito la cosa en El
intermedio… ¡¡¡Por fin!!!
No hay comentarios:
Publicar un comentario