Qué
demonio
(Artículo publicado el martes, 21 de octubre, en diarios de EPI PRESS)
Qué demonio es
este Jordi Évole. Tiene una mente
privilegiada para conseguir lo que quiere sin alharacas, y un equipo de lujo
para hacer que el regreso de Salvados
la noche del domingo a La Sexta sea un acontecimiento –más de 4 millones
embobados viendo la entrega-. Si la crisis ha terminado, dice el ridículo
mensaje del Gobierno, por qué vuelve Salvados,
dice el hombre de la calle. Lo hizo el domingo, y no falló. Hay que tener una
imaginación peliculera con su puntito de ácido sulfúrico para meter en un coche
a Oriol Junqueras, el emocionado
político catalán capaz de hipar ante el micrófono pidiendo la independencia de
Cataluña, llevárselo a Sevilla y pasearlo en taxi conducido por Dani Rovira, el andaluz de “Ocho apellidos
vascos”, como vimos en la promoción del programa, y sentarlo a la mesa de una
familia sevillana para contrastar pareceres.
La vuelta de Salvados, digo, es un acontecimiento
televisivo porque la gente que lo hace posible conjuga interés social con emoción,
y credibilidad con finísima ironía. Además de la personalidad de Jordi Évole,
un tío listísimo que no va de listo. Falso, Jordi Évole es un personaje falso,
dijo el otro día en Espejo público Miguel Ángel Rodríguez, el que fuera
portavoz del Gobierno de Aznar.
Cuando esta gente dice estas cosas no hace más que testificar que programas
como Salvados hacen pupa, y por eso,
como los “de la casta” se tiran a la coleta de Podemos con una sola voz, como
si no hubiera mañana, la nueva temporada se presenta viva, necesaria para unos
ciudadanos rodeados, a veces acosados, por una programación bullanguera e
irreflexiva. El Jordi más demonio nos acercará al borde del infierno, sin
quemarnos, para que veamos las llamas.
Un momento de la entrega del domingo de Salvados, que regresó a La Sexta en una nueva temporada. Jordi Évole y su equipo viajaron a Sevilla con Oriol Junqueras, líder de ERC, que lucha por la independencia de Cataluña. El político comió en casa de una familia sevillana para hablar de... lo mismo. Es cansino el tema, ¿o no? |
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