Sin
gilipolleces
(Artículo publicado el sábado, 11 de octubre, en diarios de EPI PRESS)
Cocina sin
gilipolleces. Es una especie de mantra que de vez en cuando suelta, en su
imparable verborrea, el cocinero vasco David
de Jorge, eso que se llama un crack. Su frase es algo más que una frase. Es
el espíritu del programa, el resumen de lo que quiere Robin Food, atracón a mano armada, que se ha instalado en Telecinco
a la hora en que hasta hace una semana Sandra
Barneda presentaba uno de los programas más absurdos de la tele, De buena ley. El crepitar de un arroz de
bogavante quiere decir que ya se está pegando, y eso es más importante que la
llegada del hombre a la luna, dijo David ante una sartén de arroz con
bogavante. Yo ante un tipo que dice estas cosas de la comida, sólo puedo
rendirme. Mucho más si sé, como también ha dicho, que se pone a cocinar con los
calzoncillos limpios.
Es un tipo de
fiar. Algunos políticos hacen política y llevan las bragas con supuraciones. Y
hasta empresarios como Mónica Oriol,
la que dice que no contrata a mujeres que se puedan quedar preñadas, que ni
siquiera se lavan la boca. Robin Food,
atracón a mano armada no es un programa de cocina y recetas al uso porque
su presentador no es un cocinero al uso. Es un programa gamberro de cocina
gamberra. Ya hay quien retorció el morro por el grosor del verbo de este
showman al que no se le cae el gorro por iniciar un rosario de palabras que
encajan mal si las relacionas con la comida. Ahí van. Mierda, caca, guarrería,
cerdada, es decir, comer como cerdos cuando la “guarrindongada” que se prepare
esté lista. Ese día tocó “tunear una hamburguesa”. Advertidos están. David de
Jorge o les entusiasmará o les producirá sarpullido. No hay término medio.
El cocinero vasco David de Jorge, un tipo excesivo, en todos los sentidos. En su programa de cocina, Robin Food, atracón a mano armada, no te deja indiferente. O te gusta, o lo mandas a la cuadra, a comer sus guarradas y cebarse como un cerdo. |
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