Sor
Lucía
(Artículo publicado el sábado, 26 de abril, en diarios de EPI PRESS)
Ha nacido una estrella. Seguro que la han visto. En este o en
aquel programa, pero la han visto. Y seguro que la han visto porque no hay
semana que la sor no acuda a la tele para contestar con suelta naturalidad todo
tipo de preguntas, incluso lúbricas, como las que le hizo Risto Mejide cuando sentó a Sor
Lucía en Viajando con Chester.
Que si ha tenido sexo, o si ha conocido el sexo, o si lo desea, le preguntaba
el buen señor. Y sor Lucía, impasible, contestó con franqueza que no, que eso
ya pasó en su vida, pero sin aspavientos, sin sentirse agredida ni ofendida. ¿Por
qué esta mujer con hábito religioso va de plató en plató como una estrella?
Porque no parece una monja, no parece religiosa ni mucho menos una dominica de clausura.
Y porque lo que dice, que sería lo normal en un cristiano, religioso o no,
suena a puñetazo, a provocación, a gloria bendita.
La llevó Andréu Buenafuente
y echaron un buen rato En el aire, la
invitaron las chicas de Hable con ellas,
y Sor Lucía volvió a distinguir entre fe e institución religiosa, y dijo que la
iglesia acumula riqueza, y también ha dicho que esa iglesia tiene pisos
cerrados, y solares, y edificios que deberían de volver a la gente, dice odiar
a los políticos que roban y roban, y que el papa Francisco dice cosas nuevas que suenan esperanzadoras. Lo de Sor
Lucía no es cuento ni una pose. La mujer se levanta a las cinco, reza, hace sus
deberes de clausura, y a las nueve ya está con los más necesitados, pero para
poner en práctica los hechos de Jesús. Seguro que a Lucía Caram la han visto en la tele, pero seguro que no la verán en
13TV, la de los obispos. Y todo el mundo sabe por qué.
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