lunes, 14 de abril de 2014

Maldeojos. El tete, valor en alza



El tete, valor en alza
(Artículo publicado el domingo, 13 de abril, en diarios de EPI PRESS)

      A la semana de la muerte de Adolfo Suárez un reportero preguntó a tres jóvenes con pinta de haber pasado la noche en un aparcamiento público de Granada para celebrar la llegada de la primavera en un botellón que si sabían quién era Suárez. Las caras del chico y de las dos chicas, que no estaban beodos, como alguien pudiera pensar, fueron de extrañeza, aunque luego, repuestos del primer choque, se preguntaron en voz alta, ¿alguien que dio un golpe de Estado?, dice una. Pertenece a la dinastía, ¿no?, pregunta él. Yo creo que pegó un golpe de Estado, dice una voz fuera de cámara… Pues a mí me gusta, zanja una rubia a la que le importa poco lo que hablan, lo que le han preguntado, y lo que responden sus colegas, que a ella quien le gusta “es el Alfredo, el de La Voz Kids, el morenillo chiquitillo”. Toma ya, Mario Vargas Llosa. Aprende a dilapidar tu memoria, Gabriel García Márquez. Déjate de Informes PISA, OCDE, y échate unas risas. Claro que las tres últimas líneas son memeces, nombres rarísimos y sin sentido para quienes conozcan de maravilla a “Alfredo, el de La Voz Kids” y no tengan ni la más remota idea quién es Vargas Llosa, García Márquez, y mucho menos la OCDE esa. Abundemos en la herida. El otro día me pasaron el enlace de un cortometraje de los que te dejan patidifuso. Se llama “Pipas”, lo dirige Manuela Moreno, y lo interpretan dos jóvenes que parecen no interpretar, es decir, que ves a Marta Martín y a Saida Benzal y te dan ganas de bailar una jota, cortarte las venas, u operarte el pito por si te da la ventolera de ir haciendo chiquillos sin ton ni son. La historia, de apenas 3 minutos, está hecha en plano secuencia, con un plano medio de las dos que, al final, desvelando el pastel, se va abriendo en un trávelin descacharrante. 


Fotograma de Pipas -de Manuela Moreno-, con Marta Martín y Saida Benzal, que parece que son lo que representan, dos chicas que se tiran el día en el parque cercano a su casa comiendo pipas, farfullando palabras, y recelando del novio de una de ellas porque está muy raro desde que le ha dado por estudiar la eso. ¿La eso? Sí, eso de la ESO... En fin, no os lo perdáis. Al final de la página os dejo enlace.


El número Pi

      En “Pipas” nos enteramos de que el novio de una está muy raro desde que le ha dado por estudiar eso. ¿Eso?, pregunta la amiga. Sí, eso de la ESO, dice hasta good morning, tía, y me da una vergüenza, mira, el otro día terminamos de hacerlo y me dice, te quiero Pi. ¿Cómo Pi?, sale de su ensimismado picoteo de pipas la otra. Pues eso, Pi, de Pilar. ¿Y cómo lo sabes? Pues porque le pregunté y como no sabía qué decir me dijo que Pi no era nadie, que Pi es un número infinito, no te jode. Y hasta aquí puedo contar. Busquen Pipas en Youtube. A ver si al tiempo que lo ven y se ríen no les entra el mismo dolor de alma que me entró a mí porque el retrato es feroz, y se hace doloroso desde el segundo cero cuando se hace saber que el novio está raro porque, qué cosas, ha decidido estudiar. El corto recibió un premio en la XI edición del Notodofilfest. ¿Seguimos? Sigamos. ¿Conocen a Wolfgang Maier? Se lo digo. Es un reportero de la televisión alemana que, como hacían los Gerald Brenan del siglo pasado, observa y se queda no con los grandes personajes sino con aquello que, a más de un gobernante, le gustaría esconder en el último rincón de los PISA y su puta madre. A Wolfgang lo sacan algunas veces en El intermedio, dejando claro que su sentido del humor tiene más peligro allende nuestras fronteras que beneficio los grises y simplones mensajes de Rajoy, que al alemán medio le importan tanto como que Ana Rosa Quintana se hinche como una pava al olor de unos huesos en Camas, Sevilla. Wolfgang Maier viajó a Valencia con su equipo ¿para hablar con los intelectuales más renombrados, para hacer una crónica de la Valencia más moderna? El cachondo teutón tuvo los santos cojones de buscar por los polígonos como agua de mayo a Esteban. ¿Qué? Como suena. Esteban. Es un ignorante de manual, es decir, un ejemplo a seguir, un tipo que se presenta diciendo que “las tías, cuando me ven, parece que tienen debajo un grifo”. Salió de la catacumba del gimnasio, único templo de su dios, que es él, para subir al cielo de Gandía Shore, creo que ya ven por dónde va el hormonado, que al estar dedicado al cuidado de su cuerpo le permite, si le gusta una pava, “pinchármela”. Su zafia vulgaridad no tiene límites. 
  
Esta perla, el tal Esteban, ciego de ego e ignorancia, no tiene problema en enseñar a cámara, para regocijo del reportero, lo más importante de su persona, sus tatuajes, su carne de gimnasio, su petulante vacuidad. Un despropósito. Eso sí, cuando llega a una discoteca, "las tías, cuando me ven, parace que tienen un grifo debajo". ¿No te da gana de vomitar? A mí sí. Elementos como este pavo son modelos a seguir para miles de jóvenes.


Canis de lujo

      En la presentación de este reportaje, que recuperó el año pasado Florentino Fernández y Anna Simón para Así nos va, en La Sexta, dice que viaja a Valencia para hablar con Esteban, “un ejemplo para la cultura cani”. Cuando llega Esteban, de su coche sale una música atronadora de un músico que berrea algo de “una mano pa´rriba, pa´rriba”, cani que vuelve locos a los cani. Mientras hablan, y Esteban suelta deflagraciones que se le escapan a su cerebro, el reportero mira a cámara y hablando en alemán para que el bruto no se entere le dice que no tiene integridad, que es un ignorante, y para que no haya duda le pregunta si le gusta la lectura. Pues sí, “leer leo, las cosas como son, porque leo la Play Boy, o revistas de musculación”. O sea, un perfecto iletrado, apunta Wolfgang. Ahora, Abraham, demostrando que se puede pasar en pocos meses del anonimato más cerrado a la visibilidad más alucinante y sin haber hecho nada antes –sólo pasar por Gandía Shore- ni ahora –encontrarse en Supervivientes- es ejemplo de estos valores que determinados programas escupen, contaminando con su hedor a muchos jóvenes que los ven como modelos de conducta que hay que seguir. La cantera de la que salen algunos dioses de discoteca, gimnasio, y patética chulería mantiene una salud estupenda a pesar de que Mujeres y hombres y viceversa lleva en antena 6 años. De ahí salió Rafa Mora, otro levantino en el que muchos veinteañeros ven al héroe, al tipo que cambió su vida como ellos pueden cambiarla para dejar de ir al parque y tirarse las horas comiendo pipas, y fumando porros… sólo es cuestión de ser un cani de lujo, machacarse en el gym, tatuarse hasta los huevos, depilarse sin miramientos, tener suerte y que te cojan en un programa, ganar pasta, y follarse todo lo que se menea, tete, hazme caso, que estás muy raro desde que te ha dado por estudiar, tira el libro, coño, y lee esta revista de musculación, ostia.

Este ejemplar escribe de sí mismo que ser como él es imposible, que tiene un cuerpo 10, pero que si alguien, como es lógico, quiere imitarle, él no tiene inconveniente en darle algunos consejos a sabiendas de que nada de lo que haga podrá ni siquiera alcanzarle los tobillos. En fin, un delirio. Es Rafa Mora, un pájaro nacido de basureros como Mujeres y hombres y viceversa, espejo para cierta juventud de espíritu cani, tete, poligonero, y bruto.


La guinda
Volvió fuerte
La veterana de 71 años, el celíaco, la vegana, el que hace salmón en el lavavajillas, la jovencita con un currículo envidiable… así hasta 15 concursantes. Y Pepe Rodríguez, Samanta Vallejo-Nájera, y Jordi Cruz, el jurado. Y la oficiante, Eva González. Es decir, MasterChef. Volvió a La 1 con la fuerza y el empuje del programa consolidado que repite idéntico esquema. Hasta en el tipo de concursantes. La audiencia respondió. 


Aquí tenéis el enlace de PIPAS


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