viernes, 11 de abril de 2014

Maldeojos. Esther Palomera



Esther Palomera
(Artículo pùblicado el jueves, 10 de abril, en diarios de EPI PRESS)

      Sé que cada vez que Gallardón abre la boca me está engañando, de forma que cuando dice sin que nadie le pregunte que el aforamiento de la reina y los príncipes se hace por seguridad jurídica esconde otro privilegio. En Reino Unido, Alemania, y EEUU, nadie es aforado. En España, 10.000. Se lo escuché a Matías Prats en su informativo, y creí que era un error. No lo hay. 10.000 criaturas como usted, como yo, tienen fueros distintos a los nuestros ante la ley. Esta sinvergonzonería no sólo no desaparece sino que el Gobierno de turno la amplía un poquito más, quizá para carcajearse de nuestra capacidad de aguante. Sin embargo, por llamativo que parezca, en las tertulias siempre hay un Alfonso Rojo, un Paco Marhuenda

       Escuchándolos, y convencido de que uno se enriquece con puntos de vista contrarios al suyo, a veces pienso que esta gente no piensa así de verdad sino amarrado por contrato a un personaje. A Alfonso Rojo lo echó del plató de La Sexta Noche Iñaki López por llevar la discrepancia con Ada Colau a un terreno que sobrepasó el mal gusto. Lo de  Paco Marhuenda es otro cantar. Su enfermizo seguidismo al Gobierno y a todo lo que huela a PP ha hecho que despida a la directora adjunta de La Razón, Esther Palomera, una periodista respetada que demuestra –en Al rojo vivo, Los desayunos, lo de AR- defender sus ideas con criterio e independencia. Y eso, justo eso, es lo que no gustaba al Gobierno, que siendo de derechas les atizara a veces. Cada periódico, faltaría más, pone y quita a sus directivos. Pero Marhuenda es un pelele que ni los suyos respetan. 

Director y ex directora adjunta de ese delirio llamado La Razón  en el que Esther Palomera luchaba para que no pareciera del todo un papel que hiciera reír hasta al pescado de la compra. Pues bien, con los Marhuenda de turno no se juega. Nadie de su cuerda, de los que reciben el ideario que hay que defender ese idea y que procede de la sede del PP, puede ir por libre y opinar por su cuenta, ciomo hacía Palomera. Las presiones del Gobierno y partido consiguieron sin mucho esfuerzo su propósito. Don Francisco es un calzonazos que alegra las tertulias. Yo creo que es tan baboso que ni sirve a la causa.

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