Gentuza
(Artículo publicado el sábado, 15 de marzo, en diarios de EPI Press)
Me
reventó. Hablo de Paz Padilla, una
maleducada integral. Si siguen con cierto interés esta columna sabrán que la
señora no me hace ni mucha ni poca gracia, es más, es de las personas que ni
conoces ni quieres conocer, que no te ha hecho nada, que no le deseas nada
malo, pero que no la aguantas en la pantalla. Digo esto para que entiendan que,
de entrada, mi disposición a lo que hace y dice esta mujer es de rechazo. Dicho
esto paso a relatarles la razón por la que hoy ha vuelto a este rincón del
diario. Todo ocurrió hace unas fechas, cuando Sálvame, es decir, la productora La fábrica de la Tele, invita por
la tarde, momentos antes de cerrar el chiringuito peripatético, a Yurena, conocida antes como Ámbar, y en la prehistoria de su
estrafalaria carrera, Tamara. De
aquella Tamara salió su gran éxito No cambié y A por ti, sonando por discos de
polígono y por platós para echar unas risas.
La
comicidad no querida que siempre acompaña a esta diva, también patética y
triste, ha hecho que muchos programas, casi siempre de Telecinco, la inviten
para mofarse de ella y yo diría que, a veces, con su complicidad sabiendo que,
o eso, o nada. Ella prefirió eso a la nada. Ahora, dice, ha relanzado su
carrera, como otras. Y llegó al plató de Sálvame
para cantar su renovado éxito. Pero Paz Padilla, la maleducada, la sin corazón,
la que desprecia los límites, la hiriente presentadora paró la actuación al
invadir a propósito el tiro de cámara, es decir, humilló a su invitada con
grosería autocomplaciente. Me dolió. Yurena, digna, abandonó aquella zahúrda
presentada por una tipa desalmada, sin la más básica sensibilidad, gentuza.
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