Pues pasó algo más prosaico, que han cortado esa parte de la chopera. Y con tanta agua, la tierra apenas se la bebe. Aún hoy quedan esos surcos empapados. Es una imagen distinta, pero se va uno acostumbrando, incluso va uno viendo las ventajas. Resulta que detrás de los chopos hay paisaje. Y muy bonito. ¿Que por qué han cortado los chopos? La tierra ha de rendir. Y las choperas ya no son el negocio que eran. Antes, cuando la construcción tiraba del carro de la economía, la madera tenía mucha salida. Ahora, varado ese barco, la madera de chopo apenas vale nada. Mantener ocho o diez años los árboles para luego no sacar dinero no es rentable. Antes, en el pueblo, chopera que se cortaba, chopera que se plantaba. Ahora no. Ahora la tierra se siembra con otros productos de la vega. Aún así, confío en que las choperas sigan siendo la tarjeta sentimental de presentación de este rinconcillo de la vega de Granada. |
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