La
mala educación, un valor
(Artículo publicado el domingo, 16 de febrero, en diarios de Editorial Prensa Ibérica)
Ordinaria, sobrada, engreída, irrumpió la semana pasada en el plató de Sálvame para hablar de su programa, y con la misma mala educación con que Francisco Umbral pasó a la historia como el hombre que estaba allí para hablar de su libro, coño, o hablo de mi libro o me voy, le dijo Umbral a Mercedes Milá hace cien años, antes, mucho antes de que la periodista cayera sin remisión en el lado oscuro de la credibilidad. Entró al plató con una bata blanca de médica y un fonendo para medir los golpes de corazón a sus colegas de cadena, que están cayendo como chinches en ese programa que las mata no tan callando. Es más, en cuanto cae alguna de sobredosis de personaje se airea como es menester, se despide a lo grande, y se prepara su vuelta para seguir en la ruleta sin fin una y otra vez. Tuvo que salir de ahí al taller Belén Esteban, pasó por el mecánico la maltrecha Rosa Benito, conoció el forzado exilio de la UCI Karmele Marchante, ha vivido su calvario Lidia Lozano, y ahora, porque está demasiado gorda, porque está a punto de explotar y no hay dieta que la recomponga, porque tiene sobrepeso en el lado de la fama, porque está hecha fosfato, o porque la ley del espectáculo manda que ahora la toca a ella para que su vuelta haga unas décimas de audiencia, se ha ido la hija de, se ha ido Terelu Campos, a descansar, a desintoxicarse de tanta estupidez. A ese ambiente de regocijo por la pérdida programada de la compañera llegó La Merche con su fonendo y su batita blanca de doctora, dispuesta a aconsejar a todos qué hay que hacer para no morir de fama. Era la bobada de la tarde para hablar de su Diario de… que le montó Cuatro para entretenerla y que siga haciendo el ridículo en Gran Hermano. Como si a la audiencia de Sálvame le importara un mojón lo que diga o deje de decir, con ese énfasis de niña repelente y marisabidilla, de investigadora de mercadillo, en Diario de…
La gente es imbécil
Saludos, Mercedes, que estoy aquí, decía en una pantalla gigante el reportero andaluz José Antonio León, que esperaba entrar en directo en el momento en que Paz Padilla le diera paso para hablar de su caro tema, Isabel Pantoja, por no sé qué malos rollos entre la tonadillera y su hija preñada Isabelita, o la hermana de Paquirrín, o Isabel II, que así llaman a esa reina de las discotecas, donde tal vez se preñara para subir al altar de las portadas, iniciando una carrera laboral que ya está marcada sin vuelta atrás. Oye, decía José Antonio León, que hacía señas para que lo escucharan, tengo que entrar, que hace mucho viento y empieza a llover. Pues te esperas, contestó La Merche. Pero es que está lloviznando y no puedo estar aquí mucho más rato. Pues métete debajo de algún sitio, que yo tengo que hablar de mi programa. La escena la viví, después de muchos meses sin asomarme a ese vertedero, con una sensación de insoportable indignación por la falta de respeto y de sensibilidad de la mentada, a la que le importaba una mierda no ya la conexión para hablar de la Pantoja sino el compañero, que se quedó allí, con un gesto de asombro agigantado por la enorme pantalla. La gente que pierde la noción de la realidad que percibe el resto no tiene que ver con el medio sino con la vergüenza, no es cosa de la tele sino de educación, o de estrategia. Estos días en las tertulias, en algunas tertulias, se llevan las manos a la cabeza por la desfachatez de algunos personajes de la vida política, que está claro que señalan al blanco pero se van al negro, o al revés, ministros que te dicen que el recibo de la luz no subirá pero te apuñalan en el BOE subiéndolo para de ayudar a las familias, tendrá poca vergüenza Apenas se salva nadie del Gobierno, lleno de maleducados que parten de una idea, que la gente es imbécil.
Y aquí la señora en su otra salsa... También con su despligue de gestos, malos modos, ordinaria verborrea, traidora de sí misma y su legado, en fin, un fantoche sin crédito. |
Lo del coño y eso
Vi a principio de semana en Los desayunos de TVE la visita de Vicente Martínez Pujalte, que dio vida a su personaje de tebeo con su charra verborrea. Dijo que este Gobierno está bajando los impuestos, pero nadie se cortó las venas en directo. Dijo, sobre la gala de los Goya, y sobre la no asistencia de José Ignacio Wert, que a donde lo insultan, él tampoco va, y que en política los actores son un desastre, sobre todo “ese Javier Bardem, que fue uno de los mayores patrocinadores de Zapatero, o sea”. ¿A usted eso de que hay cosas que van en el sueldo no le dice nada?, preguntó mordaz María Casado. Respondió el político una pamema de no sé qué futbolista, referente intelectual del caballero según dejó claro en sus tronchantes intervenciones, propias de un ser amojamado y con costras de político turbio y añejo. Bien. Es un ejemplo, de tantos, de flojera intelectual, de inanidad adornada con truenos verbales, aspavientos faciales, y dinamita provocadora que encubren un profundo desprecio por el ciudadano. Pero como las cosas pueden ir a peor, y van, esta semana ha saltado a la pista Davinia Saorín. Los guionistas de El Intermedio han hecho tan famosa a la concejala del PP en Calasparra como el arroz bomba de ese pueblo. Vi su intervención para defender el aborto y me retorcí en la silla de vergüenza. No sólo por las atrevidas barbaridades que soltaba sino por la forma de decirlas, adornando su vacuidad verbal con una profusa lista de lugares comunes entresacados de Internet y expuestos con el atrevimiento de quien considera a su auditorio bastante más zoquete que ella, que habla “a pajolera suelta y santas Pascuas alegría, y viva España”. Murcia sigue fuerte. Ha nacido “la Macu de Calasparra”. Más al norte, Onintza Embeuita, diputada de Amaiur, compitió con el presidente del Congreso Luis Posada en el uso de la palabra coño –tíralo, coño, tíralo, le decía a la vicepresidenta con el micro abierto, cuando alguien de Amaiur trataba de darle una carta a Sáenz de Santamaría-. Pero si hablamos del aborto, y ya que cada cual hace del polvo ajeno su propio sayo, me quedo con Onintza porque en mi coño y en mi moño también mando yo. Doctor, ¿paso el examen de mal educado, o la mala educación es otra cosa?
Onintza Embeuita: en mi coño y en mi moño mando yo. ¿Mentiendes? |
La guinda
Buen estreno
Mejor,
muchísimo mejor, la pareja formada por Javier
Coronas y Olvido Gara que la
formada por Mara Torres y Joaquín Reyes. Y por tanto, mejor el
resultado de Alaska y Coronas que Torres y Reyes. El estreno en directo
esta semana de la nueva etapa, al margen de algunos fallos corregibles, ha
confirmado que Santiago Tabernero
tiene su cabeza como director en estado de gracia. Programa de categoría que
ennoblece a La 2.
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