En
bragas
(Artículo publicado el jueves, 13 de febrero, en diarios de Editorial Prensa Ibérica)
De
repente, como si el cielo dejara de regalar exclusivas, y hasta el día 5 de
febrero las regalaba a diario, la muerte de la niña Asunta Basterra dio paso a otra pieza a la que se aferraron las
señoras de la basura rodeadas de su ingente equipo de mordedores sin fronteras.
Llegaba para limpiar el sucio aire de los platós, que olían a esperma, a pastilla
machacada de lorazepán, a cadáver manoseado de niña muerta, llegaba como
bendecido el “caso de la mujer y la hija de Paco González”. Qué alivio. Las redacciones saltan de júbilo, se
frotan las manos, renuevan su amor por el periodismo de acción, se engrasan las
unidades móviles, se reparten tareas, tú a Cuenca, yo a Pekín, se actualizan
agendas, se rastrea la zona del ataque, se habla con los vecinos, se monta la
tienda de campaña a la puerta del hospital, y se busca, cueste lo que cueste,
al héroe del día.
Seguro
que ustedes no saben, porque tienen otras cosas que hacer, que Susana Griso y Ana Rosa Quintana llevaban, y que me corten los rizos que no
miento, desde el 21 de setiembre hablando cada día del asunto de Asunta, y a
todo trapo, y con aspavientos, atropellándose ambas señoras porque, atención,
que nadie se mueva, cada una tenía una exclusiva “que dará la vuelta a la
investigación”. Pero las puñaladas a la esposa, María, e hija de González, y fruto de la obsesión de la atacante
con el periodista deportivo, no sólo ha revitalizado el muermo de programas
sino que, y aquí es donde las señoras se quedan en bragas, ha arrinconado a la
niña muerta por unos días. Llevan 4 meses sin fallar uno hablando de ella. La
agresión a la familia de González barrió por unos días la fuente de las
“exclusivas” inexcusables. Vaya gente.
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