El
crimen de Ceuta
(Artículo publicado el jueves, 20 de febrero, en diarios de Editorial Prensa Ibérica)
Cada día que
pasa, con ampliados de información, y con el análisis de los vídeos, aterra más
y se encoleriza uno más al saber lo que pudo pasar en Ceuta cuando un puñado de
personas intentaba llegar a España pero otro grupo armado lo impedía. En TVE
pasan los vídeos sin más. Esta vez no interesa destacar, como hace La Sexta
rodeando los disparos con un círculo, que la Guardia Civil hizo un uso criminal
de su fuerza. No hay otra razón cuando ves esos disparos caer a un par de
metros del grupo de nadadores que trata de mantenerse a flote. ¿Asustarlos para
que volvieran a la costa marroquí? Es fácil ponerse en el corazón de esos
muchachos ateridos, asustados, cuando escucharan a su lado los disparos. Si
esos son los métodos legales que tiene esta sociedad para defender sus
fronteras, vomito de asco y vergüenza en sus leyes.
¿De verdad
creían los armados que sus disparos, su actitud de inhumana chulería esperando
en la playa su llegada, impediría su entrada? ¿Qué pensaban que iba a pasar?
Pues justo lo que pasó. Que les pudo el pánico, y por ahora 15 se han ahogado.
Escribo esto y pienso en su juventud, en su fortaleza aniquilada, en su espantoso
final, en su familia. ¿Qué hacen nuestros políticos, responsables del desastre?
Tratar de disculparse, ensuciar nuestra dignidad. ¿Dónde está la voz de los
obispos clamando por la vida de los ya nacidos, dónde la de Gallardón lloriqueando por estos
hombres de vidas truncadas como lloriquea con un rosario en la mano por un cigoto?
La madre que los parió. Que la justicia los persiga. Que su dios los condene. Y
los ciudadanos en las urnas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario