Un
año
(Artículo publicado el sábado, 25 de enero, en diarios de Editorial Prensa Ibérica)
Hace
unos días cumplía un año en Antena 3, y en su horario acostumbrado, es decir, a
la misma hora en que los abanderados de la televisión arcaica que representa Sálvame viven en su mundo paralelo, Amar es para siempre, que saltó de la
pública a la privada con este otro nombre pero con el mismo equipo. Los
principios no fueron de gloria, aunque nunca apuntaron al fracaso. La serie que
dirige Eduardo Casanova con guión de
Rodolf Sirera, Manel Cubedo, Miriam G.
Montero, y Marta Molins se ha
ido consolidando hasta un rotundo y exitoso 16% de audiencia, es decir, los
soñados dos millones de espectadores. En televisión no es nada fácil pegar a la
pantalla a la veleta audiencia, que sólo tiene apego, fidelidad y lealtad a su
mando, a sus gustos. El equipo de Amar es
para siempre conoce muy bien a su gente, aplica la fórmula, y funciona.
La
fórmula, resumida, es como el engranaje de un reloj ajustadísimo. Unos
personajes que conforman el esqueleto –los del Asturiano, los del hostal-, y el
resto, con tramas que tienen principio y fin, o bien de temporada, de media
temporada, o apenas unos capítulos. Se limpian a personajes sin que les tiemble
el pulso y por métodos habituales, o mueren, o se van de viaje. Ahora, la trama
gorda es la que vive Alfonso Vasave
como Diego Tudela, Ángela Cremonte
como Valeria, Antonio Garrido –malísimo-
como Augusto Lloveras, y Belén López
–malísima, una elegante serpiente-. Cuando al fin se junten Diego y Valeria, se
marcharán o morirán, y empezará otra pareja potente con tormentosos amores. Y
así hasta el infinito y más allá. Feliz cumpleaños. Y felicidades al equipo,
que se lo merece.
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