La
cultura, esa cosa
(Artículo publicado el jueves, 9 de enero, en diarios de Editorial Prensa Ibérica)
Puede haber gente informada, aunque de forma caótica y confusa,
pero cada vez hay menos gente culta porque la cultura, esa capacidad para
relacionar las cosas, está relegada a un rincón donde sólo parece habitar los
especialistas. Escucho embobado a Mario
Vargas Llosa conversar a la caída de la tarde, ya de noche, con otro
escritor, Benjamín Prado. Fue una
charla pausada, placentera, extraña, casi extravagante en la televisión de hoy. No
sólo por el tono relajado y reflexivo sino por la altura intelectual de la
charla, considerando al espectador, si no “especialista”, sí al menos
interesado en las derivadas de la creación literaria. Esta televisión ya no se
ve. Por ningún sitio. Ni por la forma ni mucho menos por el fondo. Frente al
guirigay y la banalidad burda, la tele que te dignifica como espectador.
¿De
qué hablo? Por supuesto de La 2, y de Atención,
obras. Es un informativo cultural con formato de revista, es decir, sin la
rigidez de un noticiario al uso. Lo presenta Cayetana Guillén Cuervo, que aquí se maneja en un plató menos
sofisticado que el de Versión española.
Es una hora dedicada a los estrenos más variados de cine, teatro, ópera, a las
grandes exposiciones de pintura, como la de Goya en París, o la propuesta del director teatral Álex
Rigola sobre la inmigración convirtiendo en activos a los espectadores, que
“vivirán” en Migriland su propio
calvario. Atención, obras, te pone
frente a un mundo que es ajeno a la tele de hoy, con sus propios héroes, villanos,
eminencias, valores, pero donde no caben ni Llosa, ni Rigola, ni Prado, ni
tanta cultura, esa cosa.
Cayetana Guillén Cuervo, presentadora de Atención, obras, en el plató del programa que La 2 emite los viernes a las 8 de la tarde. |
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