El
mismo chabolo
(Artículo publicado el martes, 21 de enero, en diarios de Editorial Prensa Ibérica)
Como
todo el mundo sabe el tal José Fernando
Ortega Mohedano, hijo del exmatarife y la Más Grande, está en la cárcel
junto a sus compinches, lenguaje apropiado al caso que nos ocupa. Los hechos ocurrieron
el 2 de noviembre en un pueblo sevillano junto al club de alterne El Rey 2000
–lo que le faltaba a la monarquía es que las casas de putas se llamen así-. Están
acusados de golpear a un hombre, robarle el coche, y quemárselo luego. Es
decir, a efectos televisivos llevamos dos largos meses viviendo en un sin vivir
porque, al estar el conocido jovenzuelo tarambana encerrado, apenas da nuevas
alegrías. De la cárcel no trasciende nada, pero hay que rellenar la olla a
diario, así que cualquier cosa es buena. Menos mal que el caso de la niña Asunta Basterra mantiene intacto el
espíritu periodístico de la cada vez más jovencísima Ana Rosa Quintana.
Esta
gente no se anda con cuchufletas. ¿Recuerdan que Ortega Cano habló en exclusiva
–ponga la palabra en cuerpo 20, en negrita, y parpadeando como el neón de un
puticlub- con Nacho Abad, que
abandonó a la Más Joven por Susana Griso
–Antena 3, Espejo público- en una
entrevista babosa, pero exclusiva al fin? Huy, eso duele, Ortega, a doña AR no
se le hace eso. Pensado, y hecho. No hay día que el torerito, o sus
circunstancias –y el hijo es una muy buena circunstancia- no sea azotado con su
poquito de sadismo en el juzgado implacable de Ana Rosa. La última excusa la
dio el abogado del dueño del coche. ¿Gran noticia? No, pero da igual. Dijo que
quizá padre e hijo compartan chabolo, así, con desprecio. ¿Ves? Con la dama del
periodismo no se juega, Ortega.
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