La
aventura del saber
(Artículo publicado el domingo, 26 de enero, en diarios de Editorial Prensa Ibérica)
Creo que hasta ahora lo voy consiguiendo. Si siguen con cierto interés este
rincón es posible que recuerden que les conté hace unos días que con la llegada
de año nuevo me proponía estar más pendiente de la cadena pequeñita que más me
interesa, La 2. Y así va siendo. La 2 no es sólo los documentales de La 2. La 2
tiene una programación más variada que Telecinco, que como saben no cambia el
menú así llegue al despacho de
Paolo
Vasile un ejército de cocineros con las mismas pulgas que parece que le
suben hasta la nuca a cualquier personaje de
La que se avecina, que no es que los siga mucho pero según he visto
alguna vez gritan a todas horas y todo el rato se están peleando. La 2 es otra
cosa. La 2 es una de las cadenas que tiene más variedad en su oferta. Por tener
tiene hasta un día del Señor donde vemos a un cura decir misa, uno de los
programas de ficción menos visto a pesar de que se lo curran y hoy montan los
focos en la iglesia de un pueblo y mañana en la catedral castrense de Madrid.
Juro por mis muertos que hay una catedral castrense de Madrid. Y juro por mis
vivos que el cura que levanta la ostia, bendice al personal y les desea la paz
no lleva un fusil de asalto colgándole de los sayos de milagro porque, según he
sabido, es un alto gerifalte militar, o sea, un sindiós. Para presentar y
dirigir semejante trasnoche, el programa tiene a su cura director. Sé que es
cura y sé que es su director porque a veces él mismo aparece en pantalla, con
su barbita y su alzacuellos, y su traje negro, detrás de su nombre y cargo,
Juan Carlos Ramos, director de
El Día del Señor. ¿Tendrán misa los
domingos en sus televisiones públicas los ingleses, alemanes, o franceses? Pues
que se chinchen, aquí sí. Y si tenemos suerte y damos con un obispo
encabritado, aseguramos los vídeos virales en los programas de humor. La 2,
insisto, a pesar de estas anomalías, es la cadena con más variada oferta.
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María José García presenta cada mañana en La 2 La aventura del saber, un magacín dedicado al conocimiento que inita a científicos, escritores, investigadores, en fin, a expertos en las materias de las que se habla. Cada día demuestran que otra tele, y no plomiza, es posible. |
El conocimiento como tortura
El nombre de este artículo se ha tomado del nombre de un magacín diario
matutino que se llama así,
La aventura
del saber. Lo dirige
Salvador Valdés
y lo presenta
María José García.
Es una revista divulgativa que habla
de ciencia, investigación, cultura, o medio ambiente. Por cierto, el programa
nació hace más de 20 años, cuando TVE firmó con el ministerio de Educación y
Ciencia una colaboración –
Alfredo Pérez
Rubalcaba ya estaba por ahí, la madre que lo trajo- que aún se mantiene.
Este programa resume lo que es La 2, una auténtica invitación al conocimiento,
a la educación, una aventura que siempre sale bien. Viendo
Para todos La 2, que presentan a diario, por la mañana y por la
tarde,
Juanjo Pardo y
Marta Cáceres, y dirige,
Quim Cuixart, compruebas que se puede
hacer otro tipo de magacín, que hay contenidos que jamás verás en otros sitios,
que existen otras ideas y, sobre todo, otra forma de contarlas, para analizar
la actualidad que ayudan, desde el sosiego y el análisis intelectual, a
entender el mundo, que siempre fue complejo. Los espectadores estamos tan
viciados, tan contaminados de bulla, ruido, y furia, que todo lo que sea
sosiego, educación, y juego de cerebros reflexivos tiende a parecernos un
tostón, un castigo tedioso impropio de la televisión, como si entretenerse, a
estas alturas del tóxico inoculado con pericia, fuera sinónimo, en exclusiva,
de vacío intelectual, es decir, el entretenimiento televisivo sólo puede ser
huero, estúpido, ese que deglutes sin que roce y afecte, si quiera un poco, la
más mínima actividad neuronal. Con estas premisas, programas como
La mitad invisible –sábados tarde,
Juan Carlos Ortega- que se acerca a las
obras de arte con miradas hambrientas de conocimiento, son un tormento
denunciable si un profesor obligara a sus alumnos a semejante tortura.
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La última emisión de La mitad invisible, que presenta el tímido Juan Carlos Ortega, estuvo dedicada a Salvador Dalí en el 25 aniversario de su muerte recuperando el primer programa de la serie. |
Tamara en la universidad
Es muy distinto, y de nuevo lo juro por mis muchos descarríos como pecador
de la pradera, que una universidad, con un par de cojones, la universidad San
Pablo CEU, invite no al último científico español que se larga de aquí asqueado
por la falta de apoyo sino a la señorita
Tamara
Falcó –hija de
Isabel Preysler-
para que dé una charla sobre su rumbo actual tras su irresistible conversión
–iba a comprar un libro ¿el primero de su vida?, y se le pegó una Biblia a las
manos, hay que tener mala suerte-. Veo el reportaje atónito en lo de
Anne Igartiburu sin la más mínima
ironía, como la cosa más normal del mundo. Llevar a esta pava que apenas sabe
hilar una frase a la universidad, como se lleva a una eminencia, y que ni
alumnos ni profesores monten un Gamonal del copón, dice mucho de esta sociedad
confundida, adiestrada y sumisa que ha convertido el recelo al conocimiento del
poder económico, religioso, y político, en rechazo, es decir, una jugada
perfecta diseñada con milimétrica precisión. Y como los males no vienen solos,
reaparece
Alfredo Urdaci, el
periodista manipulador de los tiempos oscuros de
Aznar. Acude a lo de
Emma
García, pero no al mercadillo de chonis y chulos y viceversa sino a
Abre los ojos. Después de ser el dios
que retorcía las informaciones hasta asearlas al gusto y conveniencia del PP,
su amo, acabó donde tenía que acabar, en la cuneta, desprestigiado, no
respetado ni por él mismo. Redondeó su nueva imagen subido a una mesa de un
plató para imitar a
Tom Jones y ser
jefe de prensa de El Pocero, rey del ladrillo, como decía la comentarista
Mariola Cubells hablando con
Thais Villas en
El intermedio –habló de su libro “¿Y tú qué miras?”-. Por cierto,
no busquen la ridícula imitación de Urdaci, ha desaparecido de YouTube. Hoy,
Urdaci sigue tratándonos como imbéciles amnésicos y manipulables. Pero está claro.
Lo vi en un programa donde
Paquirrín es
el rey, y
Olvido Hormigos, ex
concejala socialista, la reina del aguacate. De qué vas, primor. Tu sitio es
ese. Jamás deberías pisar el reino de La 2, donde cada día se rinde homenaje al
conocimiento que ennoblece, a la búsqueda de la sabiduría, justo lo contrario
de lo que representa alguien como vos.
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Ahí está, doña Tamara Falcó se dirige a los alumnos de la universidad para contarles con palabras llanas, salidas del alma, luchando para hacerse entender porque la señora habla como si tuviera chicles pegados en la boca, sus cosillas, sus experiencias, no sé si sus exclusivas, quizá algo de mamá, en fin, lo normal en un templo dedicado a la sabiduría. |
La guinda
Un Romeo flojillo
Telecinco
abandonó esta semana su temática monocroma y dio paso al clásico de Shakespeare. Hizo de Julieta la
italiana Alessandra Mastronardi, y
de Romeo el pimpollo patrio Martín Rivas,
medio ídolo de adolescentes. Emitida en dos días, la audiencia dio la espalda a
la historia. Hay razones de peso. Grabada en espacios fríos, nevados, encajaba
con su nulo interés. Frío añadido al frío resultado. Un pestiño.