¿Qué
había?
(Columna publicada el martes, 3 de agosto, en diarios de Editorial Prensa Ibérica)
Escachifollaron el disco duro como sólo el PP hace las cosas,
diciendo que no las hizo, diciendo que decir eso es alinearse con delincuentes,
jurando en verso que la piel dorada de Floriano
es natural, y que a ver si otros colaboran con la justicia con el ahínco y la
convicción democráticas con que el PP lo hace. Así está la cosa al irrumpir de
nuevo en La Sexta Ana Pastor, que
nos trajo el domingo la segunda temporada de El Objetivo. Y va la tía y habla nada menos que con Javier Gómez de Liaño, defensor del ex
mejor tesorero del mundo, del ex mejor contable del planeta, y hoy enemigo
público número uno de la democracia, el puto amo, Luis Bárcenas. Lo que no hace más que dar la razón al caporal de la
cadena, José Manuel Lara, cuando
dice que La Sexta no respeta a la derecha. Se puede, y se debe, hablar una y
mil veces con Floriano, con Pujalte,
con Alonso, pero cómo osa Ana Pastor
hablar con el abogado del diablo.
¿Qué había en los ordenadores?, pregunta Pastor. El Abogado del
Diablo, al que apenas entiendo porque pronuncia peor que Susana Griso, dice lo que ya sabíamos, aunque no sabíamos que en
uno de los cacharros había imágenes de los visitantes -¿angelotes de buen
corazón y cartera interesada que hacían donativos por la causa?-, y que en su
día, el PP, a muerte en su colaboración con la justicia, dijo que se habían
borrado, ohhh. La vuelta de El objetivo
fue algo más que el cebo en exclusiva de Gómez de Liaño. Trató otros asuntos, y
los trató con diligente capacidad analítica, y el equipo del programa nos
demostró que el rigor, y los datos, pueden molestar al Gobierno, a los
partidos, a otras instituciones, pero mientras los dejen, los periodistas
seguirán preguntando.
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