El
papa loco
(Columna publicada el martes, 10 de setiembre, en diarios de EPI)
Seguro que usted también lo ha dicho. Este papa está loco. Hablo de
Francisco, nombre artístico de Jorge Mario Bergoglio. Su inesperado
nombramiento ya auguraba, con este cardenal jesuita argentino, un cambio en la
institución que hoy maneja. Pero no tanto, señoría, o excelencia, o majestad, o
como se le llame al faraón de los católicos. Santidad, se le dice Santidad, me
apunta Google. Dicen que la curia, es decir, el ronroneo de gobernantes
empalidecidos por el estrépito de sus cuerpos fofos cayendo por los ventanales
del Vaticano, furiosos por haberles sido arrebatado el poder con melifluas
sonrisas de mariquita ojerosa, que se mata a pajas y a rosarios, para compensar,
está que se sube por las espirales del baldaquino de Bernini.
A España también ha llegado la ola fresca que se escapa por las
rendijas asfixiadas de los portalones de aquel Estado oscuro, conspirador, y
más temeroso de perder la comba del poder y la moral que del dios al que
nombran en vano. Rouco Varela no es
de la órbita de un papa que asegura no ser nadie para juzgar a los gais, una de
las frases más efectista de su apostolado. También ha pedido respeto para otras
creencias, y está hurgando en los dineros de ese selecto club de potentados con
sotanas, es decir, se está metiendo en unos zarzales que quizá le chamusquen su
pulquérrimo hábito. También ha contratado como asesora a Francesca Chaouqui, explosiva joven de 27 años de origen marroquí
de falda corta pero de lengua larga. Y lo último. Que a ver si la guerra contra
Siria no es más que la excusa para vender armas, dice. Este tío está loco. Pero
me gusta.
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