Qué
chulos
(Columna publicada el sábado, 17 de agosto, en periódicos de Editorial Prensa Ibérica)
Oh, qué chulada la poesía, Benedetti
y este tipo de gente ha hecho cosas muy bonitas por el mundo, como
regalarnos frases bien escritas y bien compuestas que son una oda para el
corazón y un regalo para el oído. Mientras semejante imbecilidad, cursilona y
taruga, la decía el presentador, se oía una musiquilla aún más ramplona y
estúpida para subrayar el momento que a don Mario, el hombre tranquilo,
le hubiera hecho sacar un par de pistolas y darle con ellas un pescozón al
simpático charlatán. El simpático tal es Raúl Gómez. Ya lo sé. No tienen
ni idea. Tampoco importa mucho. Ha hecho sus cosas en programas que requieren
metralla de gente con un perfil claro, es decir, entre actor, reportero, y
humorista, y por eso lo hemos visto en Channel
Nº4, Otra movida, o Así nos va. Una chulada de fracasos. Uno
detrás de otro.
Pero al simpático
colaborador le ha dado Cuatro toda su confianza, y junto a Miguel Martín
–ni se molesten, yo tampoco puedo ubicarlo-, presenta Negocia como puedas. Es lo mismo que Lo sabe, no lo sabe, pero de otra forma. Qué quieren que les diga.
Va del arte del regateo. Los presentadores, que se reparten el minutado con más
sentido de la justicia que Bárcenas el dinero con sus colegas del PP, se
reparten a los concursantes diarios del programa, dos por entrega, saltando de
un plano a otro. Uno en Madrid y el otro, por ejemplo, en Málaga. Por cierto,
se me calló el alma a los pies cuando un señor aseguró que se gastaría los 100
euros por la respuesta acertada en pagar la luz. De golpe le dio al concursito
sin aspiraciones un puñetazo de realidad que tembló la pantalla. Ver Negocia como puedas no molesta, pero sí,
los poemas de Benedetti son más chulos.
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