Culebrón
informativo
(Columna publicada el jueves, 15 de agosto, en diarios de Editorial Prensa Ibérica)
Hoy tengo la sensación de
que ver las noticias de España es como ver un culebrón. Todos los días los
mismos personajes, y unas tramas que se complican al mismo tiempo que no
avanzan. Cuando terminan seguimos con nuestra vida, mientras esperamos a ver si
en el capítulo de mañana el de las cuentas sale de la cárcel, la infanta se
divorcia o si el aspirante a príncipe se convierte al fin en rana. Me gusta. Le
di al “me gusta” en la página de Facebook cuando lo leí en el muro de mi amigo Pepe
Domínguez, fotógrafo gaditano que vive en Valencia. Esa misma sensación la
he tenido muchas veces, y quizá usted, al leer la columna de hoy, también se
reconozca en ella. Empieza la función con los titulares, es decir, la avanzadilla
que nos suelen poner en toda serie que se precie para alertar nuestra atención,
luego, el desarrollo, y la acción contada con brío.
Casi siempre, porque sin
protagonistas conocidos la cosa decae mucho, son los mismos personajes aunque
viviendo nuevas situaciones, es decir, Carlos Floriano diciendo sus
majaderías, hoy por una cosa y mañana por otra, Rubalcaba sin acertar a
dejar quieta la cabeza porque quizá sus ideas tampoco acaban de encajar en ella
para que encajen en la nuestra, el chorizo riéndose a mandíbula abierta
mientras entra y sale del juzgado para irse al mejor restaurante de la ciudad,
el juez convertido en héroe hasta que le toca las pelotas a quien no debiera y
empezamos a notar que ya huele a villano, el presidente del Gobierno que ayer
estaba atado a la verdad y nada más que la verdad, y nos hablaba sin ocultar
nada porque éramos adultos a sus ojos, hoy nos duerme con cuentos. Así un día y
otro. Las tramas no avanzan. Los informativos son lo más parecido a la ficción.
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