¿Censura?
(Columna publicada el martes, 20 de agosto, en periódicos de Editorial Prensa Ibérica)
A ver, ¿has probado a cambiar de cadena? Esta pregunta, casi
literal, la he hecho un montón de veces en esta columna. Pero esta vez, como
quizá sepan, no la he hecho yo. La hizo hace unos días nada menos que Marcos de Quinto, presidente de
Coca-Cola en España, que contestaba así en la Red a alguien que recriminaba a
la compañía por no retirar su publicidad de Campamento
de verano, que emite con éxito Telecinco. En un mes, una mierda de
programa, hecho con desgana, con una producción de bajísimo coste, con un plató
reciclado, el mismo que usa la productora en otras mierdas como Sálvame, sea de lujo o sea de mercadillo
diario, ha dado a Mediaset más alegrías que otros truños de elaborada y más
costosa aspiración. En ese Campamento
delirante con personajes delirantes en situaciones delirantes ha ocurrido lo
mismo que ocurre en el resto de programas de la cadena, o sea, zafiedad, mal
gusto, y espectáculo de arrabal.
Creo que el rechazo actual, con abandono desgarrado de anunciantes
que venden comida tan marrana como el programa en que se promovían, vino a raíz
del baño con chocolate de una choni exploradora y de la invitación del
simpático Joaquín Prat al resto de tragaldabas
para que al lamerla echaran unas risas. Oh. Intolerable. Eso es machismo. Eso
es mal gusto. Eso es zafio. Retiro la publicidad, dijeron los avispados
anunciantes para ganarse un huevo de publicidad gratis por su hazaña. Pamemas.
Esos anunciantes tendrían credibilidad si retiraran, sin más, la publicidad de Telecinco.
Entre este estúpido acampamiento y parecidos espacios de la cadena no hay
diferencias. Son el mismo esputo. De Quinto no retirará la publi de ese
programa. Es coherente. Detrás del lío, una organización tridentina. No a la
censura. Sí al cambio de cadena.
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