Impasible
(Artículo publicado el jueves, 1 de febrero, en diarios del grupo EPI PRESS)
Creo que sólo me
ha pasado, o me pasa, con el fútbol. Si no te engancha algo desde el inicio,
malo. Después, todos los intentos serán vanos, y en vez de alegrías y contentos
te llevarás hartura e indiferencia. Me ha pasado con la vuelta de Operación triunfo, uno de esos éxitos
que tan bien le viene a la tele pública, tan depauperada, tan denostada, con
razón, y con tanto descrédito encima. En audiencias ha barrido, se ha tragado
al resto de cadenas sin misericordia, y eso me alegra. Pero a estas alturas de
emisión, cuando sólo quedan los últimos estertores del programa, apenas sé
algún nombre de concursantes. Sé que Amaia
y Alfred representarán a TVE en
Lisboa en Eurovisión este año, y que más de tres millones de espectadores
vieron el final del concurso presentado por Roberto Leal, pero poco más. Eso sí, lo intenté. Me acerqué de vez
en cuando al directo, pero…
Pero cuando no
estás en lo que estás sólo ves chicos jovencitos cantando cosas cursis,
legitimando músicas banales con letritas facilonas, aspirantes a estrella
amarraditos de la mano de una industria feroz y voraz, y no, lo que en el
seguidor nato del concurso llega a emocionar a mí me deja no sólo indiferente
sino frío como un témpano. Sé que es cosa mía, y no quito mérito a la cadena,
que ha sabido enganchar a un público joven que apenas visitaba La 1, que las
redes sociales, desde Twitter a Youtube han sido unos perfectos aliados muy
bien manejados desde TVE, no quito mérito a la excelente producción, a la
exuberante puesta en escena, a la gracia natural del presentador, incluso a los
concursantes, pero no, cuando algo, y más un programa de televisión, no te
seduce desde el inicio, malo, das la enhorabuena, pero te quedas impasible.
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