Pulsaciones
(Artículo publicado el jueves, 12 de enero de 2017, en diarios de EPI PRESS)
No me extrañaría
que Mariló Montero, la denigrada, la
de las salidas de tono, la loca que soltaba en el plató lo primero que pillaba
a mano en su magín, esté ahora diciendo, qué, qué me decís, no estaba tan
chiflada cuando reflexioné en voz alta al decir que no está comprobado que el
alma no sea trasplantada con los órganos. ¿Y ahora qué? Yo que ella volaría de
Nueva York a Madrid, con billete de vuelta, señora, tampoco se pase, me
plantaría en el plató, echaría una mirada de fuego, y me iría dando un portazo
a esta España burra que no la comprende. Ahora resulta que viene Antena 3 y Globomedia,
y Emilio Aragón como director,
estrenan la serie Pulsaciones, y
basan la historia en la línea incipiente de investigación que lleva una
científica franco-canadiense sobre que el corazón como órgano tiene memoria.
Pero ojo, Mariló, no flipes, es sólo ficción.
En Pulsaciones, un neurocirujano, Pablo Derqui, recibe el corazón de un
periodista que ha sufrido un accidente, Juan
Diego Botto, y empieza a notar vivencias que jamás notó antes. En el primer
capítulo, al principio un poco lento, como si no acabara de centrarse en el ojo
de la tormenta, vemos que el trasplantado acaba frente a la casa del periodista
y reconoce a su viuda, Ingrid Rubio.
Está claro que su vida ha cambiado porque siente que tiene que resolver lo que
dejó pendiente su donante. La historia es interesante, y está narrada con una
planificación y sintaxis atrevida, igual que la elección de actores, Leonor Watling entre ellos, o sea,
apostando por caras que no son las de siempre. Que los escenarios exteriores
tengan relevancia añaden vivacidad y grandeza a la producción de Globomedia,
que parece, con Vis a vis, haberse
quitado la caspa de encima. Véanla.
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