Intrépidas
(Artículo publicado el sábado, 7 de enero, en diarios de EPI PRESS)
En los
documentales, de La 2 o de la tele de mi barrio, siempre que vemos un rebaño de
cabras salir de sus empalizadas, de las cercas, de sus cuadras, salen como
cabras, dando saltos como potrillos en busca de yerbajos y balando como chotas.
En los documentales pasa eso y vemos eso. En los programas en directo de la
tele a veces pasa casi lo mismo. En vez
de cabras son señoras con un micrófono en la mano y una cámara delante que les
permite, según vemos, hacer la cabra con impudicia y mucha, mucha
impertinencia. Lo mismo da que sea TVE que Canal Sur, pongo por caso. La
reportera intrépida no es cosa de zona geográfica. Existe per se. La tarde del
jueves, día de las cabalgatas que llenaron las calles de las ciudades del país,
fue el delirio de las reporteras cabra. Las de Canal Sur son la bomba. Las de Andalucía directo, el éxtasis caprino.
Vi a más de una
–eran chicas- encaramarse, trepar como chotas, hasta las barbas del rey Gaspar,
hasta el ridículo tiznado con que disfrazan al Baltasar y, una vez arriba, como
el Leonardo DiCaprio de Titanic, con los brazos abiertos, gritar
que ellas también son las reinas, por un día, del mundo. Preguntas chorras a
los disfrazados, a los que les hacían tirar caramelos a cámara para que al
presentador en el estudio, Modesto
Barragán, le cayera una lluvia de caramelos lanzados por los colegas del
plató. Original, es verdad. Lo cierto es que algunas, enfervorecidas por el
momento, se ponían pesaditas, con esa chulería que da la impunidad de tener un
pase de prensa y creer que la gente está a tu servicio. Como hizo la reportera
de La 1 con los reyes magos de Madrid. A voces, con una euforia desquiciada,
detuvo a sus majestades con preguntas de parvulario caprino.
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