Rajoy y
la BBC
(Artículo punblicado el domingo, 4 de setiembre, en diarios de EPI PRESS)
La imagen del verano, en el
apartado gañán de la elección, es el braceador que más me tiene pillado. Yo
creo que no hay nadie en el país, quizá en el mundo, que camine así, que mueva
los brazos así, que ponga la cara y los labios así, que de tanta grima, coño, y
acabe uno torciendo el gesto cuando ve a Mariano
Rajoy en una de sus caminatas. No tengo que extenderme mucho en la
descripción porque este verano, mientras el tío iba y venía por los andurriales
gallegos pidiéndole a san Santiago apóstol que ni de coña se forme Gobierno,
que se está como dios en funciones, que haces lo que te sale de la bola y no
das explicaciones ni a María Patiño
que te las pidiera, por mucha vena que inflara apelando al verdadero
periodismo, pues eso, que este verano hemos visto al gallego más de una vez
braceando como sólo él bracea en el mundo, doblando los brazos a la altura de
las lorzas en un estricto ángulo de 45 grados, es decir, el braceo va del
hombro a la raya del ombligo dando la imagen atroz de un muñeco articulado que
provoca hilaridad y angustia. ¿No hay nadie que le diga que así no se echa uno
al monte, que así no hay quien te tome en serio, que así hasta los perros de la
Moncloa se parten la mandíbula a espaldas del presidente cada vez que por la
mañana sale el huevón con esos andares de estrambótico militar de circo? Bien,
pues siendo esto grande –notable diría mi hombre-, no es nada comparado con lo
que sale por su boca. En campaña electoral los políticos dicen que bajarán la
luna para que los enamorados se la rifen, que habrá langosta para todos, y que
por desear, tus deseos son órdenes, incauto votante. Cada cual se queda con lo
que le interesa. Los del fútbol con que será gratis. Los profesores con que volverán
a ser prestigiosos. Los pensionistas con que subirán las pensiones, y que si
votan al otro no sólo no subirán sino que peligran. Yo me quedé con el ojo
torcido con el braceador Mariano Rajoy. Dijo don Mariano que lo que deseaba, soñaba,
y le excitaba era tener una tele en España como la BBC. Tuvo cuatro años para
conseguirlo, pero hay que ser canalla y un cínico de manual para decir eso con
un brazo y dar mamporros con el otro para derribar RTVE, para desprestigiar el
tinglado público, para desmantelar una tele hasta hacerla irrelevante, y el
hazmerreir del resto.
Tú serás mi esbirro
Ya me imagino a Rajoy
renegando de sus palabras en cuanto le pusieran delante al Stephen Sackur español en su media hora de Hardtalk, una entrevista para BBC World News en donde el periodista
no pide permiso para preguntar sino que, tranquilo, sin alzar la voz, acorrala
con educada maestría al invitado, que se puede retorcer como una alimaña, pero
acaba de nuevo frente a la pregunta del principio. Rajoy quiere una TVE como la
BBC como yo un cuadro en mi salón pintado por Humberto Janeiro, como yo ver juntos a Bertín Osborne y a Paz
Padilla, como yo creerme los arrumacos por el cambio entre el maduro Rajoy
y el bombón Albert Rivera. Abramos
un apartado para este tipo, ese joven eléctrico que transmite un nerviosismo de
adolescente pajillero que sólo piensa en meter. Nunca sabe si reír o ponerse
serio, así que siempre aparece en la tele como inquieto, como si le picara algo
por dentro, y no sabe si sacarse el puño de la camisa, abrocharse la chaqueta o
mandar a la mierda la corbata. No para. Tiene azogue. Es lógico, en ese
sinvivir interno de ríos revueltos y demonios cojoneros, que hoy diga que a
Rajoy ni agua y mañana le llene palanganas de almíbar y néctares exquisitos. Es
lógico que se haga la foto con el Consejo de Informativos de TVE el 14 de
octubre de 2015 para garantizarles que si tocaba poder exigiría que la elección
de la dirección de RTVE se haría si era aprobada por, al menos, dos tercios del
Congreso, es decir, volver a ley que aprobó Zapatero y que llevó a TVE a su etapa más brillante, respetada, y
con mejores informativos, premiados y reconocidos dentro y fuera del país, y al
tiempo, en la escena de la firma con Rajoy para la no investidura, el acuerdo
entre Ciudadanos y PP hable de que se nombrará a la dirección del emporio
público “en base a criterios de profesionalidad y excelencia”. O sea, que
volverá a ser el Gobierno quien saque su dedo y nombre a su esbirro.
Murcia, qué dócil eres
Carlos Alsina, el hoy renombrado y reconocido periodista, ese que sin levantar
la voz, pero sin soltar la presa, puso en ridículo varias veces a Mariano Rajoy
no porque fuese su intención sino porque su interlocutor se mostró noqueado
ante preguntas tan fáciles de responder pero tan difíciles de asumir por
alguien acostumbrado al escapismo, ese, preguntado por la relación entre
periodistas y poder dice que el poder quiere muñecos de ventrílocuo, y a ser
posible que no se note que maneja el muñeco. Vaya. Según la famosa grabación
que circula por redacciones, redes, diarios digitales, despachos, y saltado de
un amigo a otro, Juan de Dios Martínez,
responsable de RTVE en Murcia, ha descorchado el champán y ha dejado salir al
ventrílocuo que lleva dentro al servicio del PP. Qué vergüenza. Cuando doña Cospedal I de Castilla se encocoraba
contra la tele pública de Zapatero reclamaba
en realidad un modelo de televisión como el que ahora dice representar el
murciano Juan de Dios, es decir, tener a mano un ventrílocuo eficaz, a tope con
la causa, dispuesto a todo, y que no se note, joder, y mucho menos que lo
reconozcas –la información la doy como yo quiero darla, dice el murcianico, o
sea, que la manipula a su antojo-, aunque sea en un corte robado. Ya puede el
amante súbito de la BBC, mi Cid braceador, mi braceador campeador preferido,
poner en práctica su amor, llegar con la escoba, el recogedor, la fregona y el
amoniaco, y hacer limpieza profunda. Y que baje a Murcia, qué dócil eres. Por
cierto, ¿ha dimitido ya Juande?
La guinda
Misterio zoom
Lo de Íker Jiménez sí que es un misterio. No sólo se sube cada domingo a
la nave de Cuarto Milenio, esa en
donde pone caras muy serias para no descojonarse echando por tierra su
mascarada sino que ahora, Cuatro, y va por la 12 temporada, le regala otro
tiempo al que llama Cuarto Milenio Zoom
que se emite antes del original. ¿Qué hay detrás de la histeria de Pokemon Go?
Íker lo cuenta el domingo. Aguantando la risa.
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