Froilán
(Artículo publicado el jueves, 8 de setiembre, en diarios de EPI PRESS)
Lo ha
conseguido. Susana Griso ha irrumpido
que lo tira. Espejo público es el
primer programa de televisión que se ha tirado el farol, exclusiva en términos
periodísticos, de hablar con Felipe
Juan Froilán –sin la retahíla que sigue al nombre del “sobri” del rey-. La
leche, oiga. Ha sido cumplir 18 años y ya ha empezado a divertirnos. Como
recordarán apuntó maneras el mismo día de la coronación, o como se llamara
aquello, de Felipe VI, cuando su
imagen desganada, de adolescente puñetero al que parecía que le tocaba las
pelotas ese protocolo tan pesado, saltaba por las redes haciendo bromas con la
foto en la que se veía apoyado al quicio de una ventana del palacio real
mientras hablaba por teléfono con sus amigotes para quejarse por estar allí en
vez de estar por ahí liándola parda, se burlaban cientos de memes con la fotito
mentada.
¿Ha hablado el sobrinísimo
para borrar esa imagen de nini pijo, despreocupado, experto, dicen, en abrir y
cerrar discotecas? ¿Ha dicho que le preocupa la situación del país, que está a
un tris de echarse al monte de los poderosos para combatirlos al lado de los
pobres del mundo? Pues no, como si le costara un huevo hablar, es decir,
pensar, como si hilvanar frases con más de cinco palabras se convirtiera en un
rollo y hasta el corsé de Twitter le quedara enorme, don Froilán ha defendido el
mundo toro, con su mafia, su barbarie, su machismo, su pringue, su hedor a
sangre seca, y su todo, y ha pedido respeto “ante un ser humano –por la muerte
del torero Víctor Barrio- y la
cultura española que ha estado siempre en pie”. ¿Respeto por la cultura
española que ha estado siempre en pie? Me lo explique, heredero. Promete, el
nene promete.
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