Cachondeo
(Artículo publicado el martes, 30 de agosto, en diarios de EPI PRESS)
Esto es un cachondeo.
Lo de Hable con ellas es un cachondeo.
Por el programa, que es más que intragable, y por el lío que se trae Telecinco
con él. Ahora lo quito, ahora lo pongo. El de anoche, lunes, fue la última entrega.
Desaparece. ¿De una vez por todas? Eso dicen muchos matarifes de toros y luego,
aunque se corten la coleta, van y vuelven. Así no hay manera de tomarse en
serio a Roci-Hito –memorable Maruja Torres-. Y eso que la hija de La
Más Grande, juro que aún hay quien se refiere a Rocío Jurado con ese rimbombante e idolátrico calificativo, hace
intentos por parecer señora de refinada educación y conocimientos de colegio
caro. Ella está en otro nivel, por dios, que nadie la confunda con la alfalfa y
el ganado de Telecinco, que nadie piense que por trabajar con La fábrica de la
tele, productora de Sálvame, ella es
una Raquel Bollo cualquiera.
Y aquí está el
quid. Lo hemos dicho muchas veces, muchísimas veces. Telecinco ha ido criando
un tipo de audiencia tan exquisita y exigente que si por casualidad deja de
cagar como un cerdo y se pone en modo fino defecando como un señor, hala, la
audiencia detecta el cambalache y le da la espalda. La audiencia de Telecinco
quiere purines de primer nivel, asfixiantes de olor, nauseabundos de aspecto, y
vergonzantes e indignos de aspecto. Vamos, lo que se entiende por el mundo Sálvame, cualquiera de sus “realities” o
el expositor de anabolizantes de Mujeres
y hombres. No es que la cita con Hable
con ellas haya sido un oasis de buen gusto y alto periodismo, pero al menos
se rebajó la bronca, la grosería casi punible contra el invitado. Y claro, el
público avisó. O hay esputos, o nada. Quedó en nada. Y lo han clausurado. Un
truño menos.
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