Creamos
el terror
(Artículo publicado el domingo, 25 de setiembre, en diarios de EPI PRESS)
No nos vendimos ante el
terror. Creamos el terror. Ese fue el final acojonante, ese final que te deja
frito como un torrezno chisporroteando en la sartén hasta convertirse en
corteza de aperitivo, con que terminó la segunda temporada de House of cards. Me lo apunté en mi
libreta porque sabía que algún día lo iba a usar. La verdad es que cualquier
día se puede echar mano de esa frase en este mundo donde alguien no es que
claudique ante el terror sino que es el terror mismo. Se lo decía Frank
Underwood, inabarcable Kevin Space,
a Claire Underwood, su esposa, la asombrosa, magnética y adictiva Robin Wright, es decir, el entonces
aspirante a la Casa Blanca, en un plano que va del general al medio y termina
distante, gélido, como la fría mirada de reptil de Frank Underwood, siempre al
otro lado de lo turbio. Cuando la semana pasada, como el macarra que subido a
la moto atruena el barrio y saca la lengua a la anciana que le reprende con su
vocecita desde la acera, Rafael Hernando,
portavoz del PP en el Parlamento, y ante la petición de la reportera Marta Nebot de que dijera algo sobre el
caso “Rita Barberá”, el diputado dijo “algo”. Y se marchó riendo. Dígame algo
sobre Rita Barberá. Algo. Y el diputado, que gana un pastón pagado por todos,
se largó sonriendo, con sus labios así, como caídos, torcidos a un lado, y con
chispitas en sus ojos como el besugo satisfecho de la ocurrencia cojonuda que
ha tenido. Díganos algo sobre Rita Barberá. Algo. No se venden a la frivolidad,
no le tienen miedo al desprecio al ciudadano, son jerarcas de una iglesia
levantada sobre una piedra viscosa y tóxica, no se venden al miedo, crearon el
miedo. Y les funciona. Y por eso se ríen con la quijada lela, con la expresión
de unos labios alicaídos por el aburrimiento, y cuando hablan lo hacen como un
chulo de playa que te mira de soslayo como si te perdonara la vida.
La Esteban presidenta
No tienen que dar cuenta de
nada. Ni de nadie. El otro día, al principio de la semana, hablaba por teléfono
Susana Griso en Espejo público con Andréu Buenafuente,
que hizo un análisis de la situación política desde el humor, pero sin duda
desde el punto de vista de un ciudadano herido, enfadado. La presentadora, al
acabar la conexión, dijo a la audiencia que él, junto a Jorge Cadaval, ha hecho una de las reflexiones que le parecen de lo
más sensatas. Se refiere Susana al vídeo, sin duda viral con audiencias
millonarias, que grabaron Los Morancos versionando La bicicleta, de Shakira y Carlos Vives. En la letra dicen, refiriéndose al colapso del país,
a la alegría con la que el Gobierno recorta para poner allí lo que quita de
aquí, que alguien tiene que “terminar con este tema porque al final va a
gobernar Belén Esteban, que estamos
hasta los huevos de papeletas, que es pa cogerlos y darles con la bicicleta”.
El país se desangra, y la gente está loquita cazando pokemon. Los políticos, el
Gobierno, no se venden a la desgana ciudadana, no le tienen miedo a esa
desgana, a esa huida de la cosa pública. Han creado esa desgana, han fomentado
la huida. Caldito idóneo para que vayan creciendo los Donald Trump a la vuelta de la esquina con matojo moreno y racial. En
esta escalada hacia el triunfo de quien no tiene nada que temer hay que mirar
de nuevo a TVE, una casa que no sólo no tiene miedo al qué dirán sino que está
como loca cazando pokemon y jugando a poner aquí y quitar de allí a sus más
brillantes peones para así servir mejor al dueño. Llámenme pesado, pero este
escribidor seguirá señalando su asombro y su enfado ante la deriva de unos
informativos de cachiporra. No temen a la manipulación. Son la manipulación. No
se venden a la imparcialidad. La crean ellos.
Rita y la Cantaora
No sé si saben que Sergio Martín, el adelantado, el niño
terrible, el que se come a pares las sílabas y cuesta entender –me pasa igual, que
ahora recuerde, con Mirian Álvarez,
que hizo de Teresa, sobre Teresa de
Ávila, un producto insoportable porque la señora se traga las sílabas con
insolente avaricia- dejó La Noche en 24
en manos de otro escudero del PP, Víctor
Arribas, para hacerse con Los
Desayunos. A cual más tremendo. El tal Arribas, que proviene de la escuela
dura de Telemadrid, ala señá Esperanza,
y de 13tv, ala derechísima del espíritu santo, dijo hace unas semanas en su
presentación, que en la tertulia del Canal 24 H su guía sería “el respeto a
todas las opiniones y el equilibro en el juicio”. Muy bien. No habían pasado ni
siete días cuando el ecuménico periodista dejó el sello de lo que él entiende
por esa frase que él mismo ha convertido en pedorreta. El respeto a todas las
opiniones, dijo Arribas, de la misma cuerda, le faltó decir. Y sentó en el
plató a Carmen Tomás e Ignacio Camacho, ambos de ABC, y a Antonio García Henares, otro periodista
que publica en lo que quiera que sea Periodista Digital, esa broma de Alfonso Rojo, para analizar la
actualidad en la televisión pública “desde todos los puntos de vista”. ¿Ven? No
nos vendemos a las presiones pidiendo libertad. Creamos otro concepto de libertad.
El que nos sale de los cojones. Y para que se vea que la apuesta por el cambio
es radical, y que la libertad e independencia son, cómo decirlo,
¿innegociables?, hala, TVE se va a gastar cerca de 300.000 euros en cambiar el
decorado para que el niño Sergio Martín, el come sílabas, y el plató de los
informativos, sean otros, parezcan otros, se vea la credibilidad y el rigor, se
palpe la independencia, nadie les pueda acusar de tergiversación, nadie les
señale como burdos monigotes en manos de Génova o Moncloa, rediós, si hay que
decir algo sobre Rita Barberá se dice. Algo. Si hay que decir algo sobre las
espantadas de Rajoy se dice. Algo. Si hay que decir algo sobre algo se saca al
Nefertiti Javier Arenas, el de la
ceja levantada, y él sabrá cómo urdir el chiste diciendo que Rita, si toca
Rita, ya no es de ellos porque ella ya no está con ellos. Me mondo. Pues que
hablen de Rita la Cantaora, coño. No
se venden al humor. Lo crearon.
La guinda
Diana, el filón
En España, según la policía,
hay decenas, centenares de personas desaparecidas. Pero hoy, en España, la
única desaparecida de lujo es la joven Diana
Quer, que hace un mes, como en todos los casos, parece que se la tragó la
tierra. Los magacines de la mañana, con Ana
Rosa Quintana y Susana Griso sobre todo, se disputan
cualquier detalle por nimio que sea. Todo tronco es bueno para el fuego. El
espectáculo ha de seguir.
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