Maquillada
Artículo publicado el sábado, 10 de setiembre, en diarios de EPI PRESS)
Casi lloro la
otra semana. Supongo que conocerán una de esas historias banales que de golpe
se pasean por medio mundo, o sea, el mundo donde esas historias cuajan, tienen
sentid, y lo conforman. El otro medio está en otras cosas, en la supervivencia,
en el día a día, en criar a sus hijos y esquivar la hambruna, la guerra, buscar
agua, o echarse a la calle a ver cómo se vuelve a casa con algo que poner en la
mesa. El otro día casi lloro viendo La 1. Se me hizo un nudo en la garganta
viendo Corazón. La presentadora,
siempre estupenda, maquillada, peinada, vestida, calzada y con poses de muñeca
cara y exquisita, cuando se anunciaba el final del pestiño, va, coge, agarra, y
enseña un par de algodones. Y empieza a desmaquillarse allí, en directo. Oh,
imagen potente. Mientras lo hacía, Anne
Igartiburu explica el teatro.
Que la mujer,
venía a decir, siguiendo un movimiento que ha puesto en marcha la cantante Alicia Keys para mostrarse sin máscara,
sin esa losa de tener que parecer perfectas –esta historia sólo esclaviza a las
mujeres, a las que se dejan esclavizar-, que la mujer, decía, no tiene por qué
someterse a estas imposiciones. Casi lloro. Me recordó la imagen, muy potente,
impactante para la época, en un teatro de Madrid viendo cómo el transformista Paco España –damas, caballeros,
mariquitas simpatizantes, decía a modo de saludo en el cabaret donde actuaba- y
en un acto reivindicativo de la diferencia y el respeto por el otro, se iba
quitando el maquillaje, la peluca, y los tacones hasta quedar en escena,
altivo, desafiante, luchador, el hombre que había debajo de la máscara. Bien.
Anne Igartiburu, de nuevo, trabaja maquillada. ¿Me explico?
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