De citas
(Artículo publicado el sábado, 16 de abril, en diarios de EPI PRESS)
Se lo han
limpiado. Al fin. No es que la casa se haya adecentado de repente, pero algo es
algo. A los tarambanas histéricos, sobreactuados y repelentes de Gym Toni, que han agotado hasta el
ridículo su agonía, no les han renovado. Ni la cadena sabía qué hacer con una
serie tan majara, pero majara sin gracia ninguna. Se acabó. En su lugar, a eso
de las 9’30 de la noche, llega Primeras
citas. Ah, no, perdón, que la cosa hay que decirla en inglés, que queda
más… Que queda así, First dates. Es
como cuando en los anuncios de detergentes o cremas hidratantes te meten
términos en inglés tratando de realzar con esa literatura acomplejada los
beneficios de su uso. Vale, First dates.
Es el regreso a la casa -¿que lo parió?- de Carlos Sobera, que vuelve a Mediaset a través de Cuatro. El juego
es simple. No te conozco, no me conoces, pero quedamos en un restaurante para
conocernos, y lo que surja.
He visto las
promociones de la cadena. Puro Cuatro. O sea, puro Mediaset. ¿Dónde escogen a
los concursantes, o como haya que llamar a la fauna que se presta a la gran
mascarada? ¿Es que esta gente, la cadena, no ve gente normal por la calle?
Hasta la camarera del anuncio es de pega, con la faldita picardía que le llega
al ombligo. Otra burla con el amor como excusa. Sin piedad. ¿Cuántos de los que
se sentarán frente a frente van buscando el amor o, rechazados en decenas de
selecciones para otro tipo de programas, se han colado por ver si ahora sí
suena la flauta? Con su pan se lo coman. El estreno, el domingo, es en todo
Mediaset. Luego se quedará en Cuatro contra El
hormiguero y El intermedio.
Veremos si la audiencia pasa de la primera cita.
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