Hostias
(Artículo publicado el jueves, 28 de enero, en diarios de EPI PRESS)
Hace unos días
vimos con triste y cada vez más frecuente estupor a Donald Trump, aspirante a candidato republicano para conseguir la
Casa Blanca, poniendo esas caras que me repugnan tanto como sus ideas voladas,
haciendo como que disparaba a los transeúntes de la Quinta Avenida, y diciendo que
sus votantes son tan fieles que ni siquiera de esa forma bárbara le restarían
votos. Estoy seguro de que eso sería así. Lo que pasa por esas cabezas, por el
aspirante, y por sus votantes, es un misterio para mí. En España tenemos que
lamentar tipos de ese cariz. La zafia popularidad de Jesús Gil olía a lo que hieden tipos como el temible payaso Trump.
Cada época tiene a los suyos. De Valencia surgen algunos de probada excelencia.
Alfonso Rus es uno de ellos, y con
nota alta. Hasta hace nada levantaba al auditorio como vulgar chistoso de
burdel.
Trump está
seguro de que aunque dispare al personal en la calle sus votantes seguirán
votándolo. El de Xátiva dijo que prometió llevar al pueblo la playa y que la
gente se lo creyó, llamando burros a sus votantes. Es el tipo que iba a darle
una paliza a los que no votaran a Miguel
Arias Cañete en las municipales y autonómicas de 2015, el que prometía un
Ferrari, o celebrar la victoria con champán y mujeres. Asco. Mucho asco es lo
que siento por estos oscuros payasos que se burlan de la gente con una
impunidad recompensada con los votos. Rus daba coces de tarugo con una pata y
con la otra amasaba el dinero contándolo como los jugadores de una timba. Hace
unas horas lo veíamos en la tele tapándose mientras la policía se lo llevaba
detenido por corrupción y blanqueo. Todo encaja. Es el perfil de estos
gánsteres populistas, hostias.
PD. Y como la
mierda, al final, sale, el caloret ha empezado a derribar el castillo pepero
sobre el que erigía sus chanchullos valencianos esa banda a los que Mariano Rajoy, agudo, uno a uno,
ensalzaba. Rita está absolutamente limpia, dijo el otro día. Yo que Rita me
echaba al monte. Y me ponía un güiscazo que te cagas antes de que la policía
tocara en mi puerta.
El prenda y su esposa. No me canso de mirarla. Esta tía tiene una imagen adictiva. ¿O no? |
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