El regreso
(Artículo publicado el martes, 16 de febrero, en diarios de EPI PRESS)
Ha
vuelto. ¿O en verdad es que nunca se fue, al menos en espíritu? Ha vuelto a la
casa del señor Carlos Dávila, aquel
imprudente periodista, casi acosador cuando las cosas no venían como él quería,
representante de una derecha asilvestrada y rabiosa, maestro de componendas e
inventos, que presentaba en La 2 El
tercer grado en la época gloriosa de José
María Aznar, cuando las condenas por manipulación informativa alcanzaban el
grado de vergüenza nacional e internacional. Este señor fue levantado de su
sillón con el nuevo aire que llegó a la televisión pública, donde ejemplares
como el menda no tenían cabida. Pero no perdió el tiempo. Fue captado por la
órbita de Intereconomía, una de las drogas entre duras y cachondas del
periodismo, sobre todo versión televisiva, donde El gato al agua fabricaba momentos de hasta aquí hemos llegado, os
vais a enterar.
En
papel, el señor Dávila se hizo con La Gaceta. Para entendernos, si La Razón es
como el delirio perpetuo donde vive el fullero Marhuenda, La Gaceta de Dávila era la cueva donde se inventaba el
mundo al margen del mundo. O algo así, no me hagan mucho caso. No es tan
importante. Lo cierto es que ha vuelto. Carlos Dávila ha vuelto a su redil
natural aprovechando, quizá, que a la actual dirección de TVE le quedan cinco o
seis manipulaciones más. Le han dado un programa no político, para que nadie se
ponga farruco y critique la decisión como la de un cacique. Se llama El ojo clínico –he leído que gana 1.700
euros por emisión, calderilla, mendrugos de pan comparado con los 600 euros por
programa que llegó a cobrar cada día Mariló-.
¿De qué va? De enfermedades. La primera entrega se dedicó a la depresión. Así
es. Ver a Dávila te hunde, sin remedio.
Aquí está. Carlos Dávila. Qué ojo clínico tiene TVE para contratar a su gente. Claro que no es casualidad, hombre. |
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