Que viene el
coco
(Artículo publicado el domingo, 13 de diciembre, en diarios de EPI PRESS)
Supongo que lo
habrán leído, o escuchado. Surgió en Twitter, y ya no ha parado. Creo que
resume una sensación. A ver si están de acuerdo con lo que dijo Dani Bordas en su cuenta. Tengo la tele
apagada y está saliendo Albert Rivera.
No me digan que no es de lo mejor que se ha escrito sobre la presencia de los
candidatos en la tele. Incluso con la tele apagada puede asomar Pedro Sánchez –qué gritos en A Coruña,
qué patético- sonriendo como un actor de dentífricos. Con la tele apagada
podemos ver a Pablo Iglesias con su
cuello adelantado, sus brazos extendidos haciendo palmas, sus dientes
desparejos y su coleta cayendo como una pesada cruz sobre el hombro. Hasta con
la tele apagada sale Mariano Rajoy, ahora
que se ha soltado la lengua, salió del plasma, y ha descubierto que los
ciudadanos preguntan –en La Sexta Noche-,
pero no se comen a nadie, además, que a él le da igual lo que pregunten porque responde
cantando por verdiales. La imagen de Pablo Iglesias tocándole la guitarra a Maritere Campos, perfumada de
naftalina, resume este tiempo de chichinabo político. Mi adorada Mariloli Cospedal, siempre fina,
esquiva, lianta, estricta, biliosa, vestida de luto aunque lleve leotardos de
lentejuelas, lo ha dicho, “los políticos no somos ni artistas ni tertulianos”.
Toma, Soraya. Los programas de la
tele han sustituido al programa político. Una carrera con Jesús Calleja suple el plomo repipi de Rivera. Una visita a la
cocina de Bertín Osborne, el
vendedor de charcutería, desenmascara al Rajoy que sigue gritando, haga lo que
haga y diga lo que diga, ¡Viva el vino! Los políticos se han convertido en el
coco con el que asustar a los nenes. Cállate, o te siento delante de la tele.
Cómete las acelgas, o pongo la cinta sinfín con el debate de Atresmedia.
Desde el minuto uno este yogurín -de nunca me gustó la leche cortada- sabía lo que quería. Y cómo conseguirlo. Las chonis de Mujeres y hombres y viceversa hacen lo mismo en Interviú. A día de hoy el señor Albert lo ha conseguido. Pones la tele, y está él. Y la quitas, y sigue ahí. |
Pitingo no, por favor
No sé si algo
así pensaron en el estreno de la tercera temporada de Masterchef Junior. Ay, que me da. Y eso que uno ya tiene los
colmillos retorcidos. Pues no que van y sacan a Pitingo cuando los nenes cocinaban en la explanada de un parque
temático. Qué miedo. Sus dientes de cal restañaban en su rostro maqueado casi a
lo Antonio Machín. Anda, canta, le
pidió Jordi Cruz en un momento de
locura. Y cantó. Los críos, atónitos y paralizados por la visión, se miraban unos
a otros como diciendo, “los mayores están zumbados, qué pinta aquí este tío”. Y
el tío se echó a cantar y a hacer palmas, ole y ole, entornando sus ojillos de
reptil en trance, demostrando que el flamenquito es una de las invenciones más
dañinas y pedorras de las últimas décadas. Pitingo tiene un arte que no se
puede aguantar. Literal. Es insoportable. No sé si antes, o después, vimos que
a Pablo,
12 años, de Madrid, se le resbaló un enorme cuenco donde su grupo preparaba la
crema catalana del postre formando un berenjenal que apagó de su cara, y de
golpe, las cinco estrellas Michelín de Jordi. Pablito, el niño manazas, lo dijo
menos poético. “La he cagao”. Así que, padres, ya saben, de ahora en adelante,
además de amenazar con dejar a los nenes encerrados en una habitación con la
cara de los políticos en campaña, díganles que Pitingo puede aparecer cantando
flamenquito en cualquier momento. Yo creo que funcionará. La cosa se está
poniendo fea. No enciendas la tele, que aparecen. Lo de Bertín es un ejemplo.
Antes se conformaba con llevar a casa a sus invitados de uno en uno, incluso se
metía en la cama con algunos, como con Arturo
Fernández, pero sin mariconadas, joder. Ahora hace tríos. La visita esta
semana del jurado al completo de Masterchef
a la cocina de Fabiola, más machista
que el marido, es la demostración de que En
la tuya o en la mía va sin control, es una factoría, una fábrica de
churros, una fórmula, un esquema repetido que empieza haciendo el paripé de la
llegada inesperada, oh, ¿cómo tú por aquí?, pasan a la escena del sofá, luego a
la cocina, más tarde al epílogo del futbolín, y luego tú a tu casa y yo me
quedo en la mía con la pasta, joder, joder, joder, qué chollo.
Qué arte, ojú. Tiene un arte este menda que no se puede aguantar. De verdad. Vamos, que es insoportable. Ay, esos pelos, si es que.. |
Papilla homogénea
Algo así pensará
Emma García, la señora espatarrada,
la de las gradas de Mujeres y hombres y otros
berzas, esa que no lleva micrófono de solapa sino micrófono de mano, como
los de antes, esa que se ha hecho fuerte asustando no a los nenes sino a los
padres. Mujeres y hombres y otros berzas
es el coco, el terror de los papás con tres dedos de responsabilidad. Mira que
si mi hijo me sale tronista de discoteca, mira que si mi hija es una choni
encubierta que aspira a enseñar el chumino en una revista para camioneros. A
Emma García le da igual. Lo que le echen. No es moco de pavo escuchar a la reina
divina del amor de garrafa haciendo campaña por los niños pobres. La tía
levanta una caja de cartón a modo de hucha y mirando a los berzas que la rodean
les dice que todos están comprometidos con la pobreza infantil. El esturreo de
risas va por dentro. Esta tropa está comprometida, sí, pero con el gimnasio y
sus ombligos. Pones Antena 3 y te sale Albert Rivera, pones La Sexta y te sale
Pablo Iglesias, pones La 1 y te sacan a Rajoy, pones Telecinco y te sale un
choto pastoreado por Mercedes Milá o
similar, pones Cuatro y te sale una ordinaria con el guacamole al aire. El otro
día vi un vídeo de Adán y Eva en el
que la Eva garrula hacía un examen de cultura a los adanes que la pretendían.
“Pa mear y no echar gota”, diría Belén
Esteban, otra que sale con la tele apagada. Dime el nombre de un escritor,
inquiere la señorita. Antonio Machado,
dice muy seguro un Adán con el grifo arrugado, que es “poeta y literatura”.
Como suena. Poeta y literatura. Suficiente. Sólo falta que apagues la tele y
siga ahí Rosa Benito, que ha vuelto
al redil de Mediaset por la puerta de Sálvame.
El coco tiene múltiples caras hoy en día, que homogeneizadas por la misma
pantalla hace una papilla con políticos, tertulianos, cuentistas, concursantes,
aspirantes, chulos, putos, y vedetes de burdel.
Ojo, que esta absurda también aparece en cuento te descuides. |
La guinda
Saben que…
Fue usted uno de
los pocos espectadores que vio el miércoles por la noche, en La 1, el debate a
9? Dos cosas. La tele pública pensaba emitirlo como el que se quita un muerto
de encima, hacia la 1 de la madrugada. Pero la Junta Electoral obligó a
emitirlo en horario de máxima audiencia –qué vergüenza, qué sindiós-. ¿Saben
que cuando Antonio Hernando, PSOE, habló de Bárcenas se fue el sonido? Es
tanta la humillación…
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