Abuelos
(Artículo publicado el jueves, 17 de diciembre, en periódicos de EPI PRESS)
El mismo día, y
casi a la misma hora en que los púgiles se zumbaban en el patio, Isabel Pantoja, “delincuente primaria”
–según el auto de la Audiencia Provincial de Málaga”- era abuela por tercera
vez. Pero no pudo asistir al parto de su nieta porque sí o sí, debía de dormir
en la cárcel. Sobre noticia tan principal nada dijo Mariano Rajoy en el cara a cara con Pedro Sánchez, que ni siquiera intentó acorralarlo para que
respondiera ante lo que de verdad preocupa a los ciudadanos. La pobre abuela
tuvo que ver a su nieta por la mañana, cuando la soltaron del trullo. Llegó al
hospital, privado, pero no atendió a los reporteros que la esperaban.
Telecinco, que no emitió el cara a cara y al día siguiente lo ignoró, sí contó
minuto a minuto lo que sucedía.
Ana Rosa envió a una cuadrilla a las puertas del
hospital por ver si pillaba cacho con las siempre estimulantes palabras del
papá. Pero Kiko se mostró esquivo,
como buen estratega que sabe que el negocio está en las exclusivas del cuché y
no contestando a esos segundones que hacen guardia. Telecinco, como todos
sabemos, es una cadena que se caracteriza por su prudencia y tacto, como Manuel Campo Vidal el momificado se
mostró ante los candidatos, y por eso saca al mendrugo de la Pantoja pixelando
la mano para que no se vea que está fumando a la puerta del hospital.
Conmovedor. Esta historia –el interés por el parto, la delincuente primaria, el
verraco Kiko y sus líos- me resultó tan caduca, trasnochada, viejuna y superada,
como el rifirrafe entre el abuelito Rajoy y el aspirante. Sin comentarios sobre
el decorado, la iluminación, la vetusta realización, la mesita -¿o mesa camilla
con encajes?-, en fin, cosa rancia. Y la abuela de parto…
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