Sinvergüenzas
(Artículo publicado el martes, 2 de diciembre, en diarios de EPI PRESS)
Lo tengo claro.
Si hoy en día decimos “sinvergüenzas”, la gente piensa en un tipo de ellos, en
los políticos. Razones hay. No hay día que no salga uno nuevo. Mariano Rajoy, el león que lucha con
una ferocidad jamás conocida contra la corrupción y la sinvergonzonería, tal
como decía en el Congreso, cree que la culpa de que la gente tenga esa opinión
no es del sinvergüenza que comete tropelías sino de quien las publica por si al
sinvergüenza le da vergüenza, lo reconoce, es juzgado y, de camino, deja el
cargo. ¿Ven? Decir Rajoy, como todo el mundo sabe, es decir el enemigo número
uno de los corruptos. En el PP tiemblan como ciervos en cuanto habla. Pero lo
siento, presidente, hoy no le voy a dar la razón. En este rincón no se va a
hablar de sinvergüenzas al uso.
Hablemos de otro
sinvergüenza, hablemos de Santi Millán.
Además de El chiringuito de Pepe en
Telecinco y de colaborar con la competencia en El hormiguero, el tío, un sinvergüenza de tomo y lomo, hace un
programa para Neox en el que, con un pinganillo y desde una furgoneta, dirige,
ayudado por Javi Sancho, a los
aspirantes al grupo selecto, al de los sinvergüenzas. Así se llama el programa,
Sinvergüenzas. ¿Tienen que robar a
las arcas de sus ayuntamientos, aceptar sobornos, pagar con dinero público
viajes para polvos privados, hacer obras en las sedes de sus partidos con
dinero negro procedente de comisiones? No, lo siento, presidente, estos
sinvergüenzas son unos pardillos. Organizan entuertos en la calle implicando a
gente con cámara oculta y, divirtiéndose, nos divierten. Entre los aspirantes a
sinvergüenza, el alicantino Enzo
Vizcaíno. Sinvergüenzas así sí quiero a mi lado.
Los Sinvergüenzas de Neox, un programa divertido de cámara oculta en el que Santi Millán y Javi Sancho, en el centro, ordenan desde una furgoneta, a través del pinganillo, a los aspirantes a sinvergüenzas, lo que tienen que hacer en la calle. |
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