En
hermandad
(Artículo publicado el martes, 9 de diciembre, en diarios de EPI PRESS)
Nos hemos
enterado de que Paolo Vasile, como
jefe de la factoría, ha invitado a cenar a los suyos. No sólo caras conocidas.
Tenían que ser abanderados de programas. Es decir, capitanes de barco o dueños
de cortijo. Es decir, Jorge Javier y
Ana Rosa, Mercedes Milá y Sandra
Barneda, Jordi González y María Teresa Campos, o sea, la puntita
de la montaña, la crema de la crema, nada de Raquel Bollo o deshechos de la marranera de Gran Hermano. En cada mesa, doce caras a cuál más relumbrante. Y a
ser posible, con un jefe de área. De contenidos, de programas, de ficción. Ya
saben. La cena fue ligera. Dicen que pescado y verdura. Y seguro que buen vino
y postres caros. Mediaset va que pita. Ya no pierde dinero como hace unos años.
Ahora quizá no gane a espuertas los millones pero al menos, dijo el capo, no
han echado a nadie.
Seguro que al
entrar al comedor de dirección, no al comedor de la tropa, olería a perfume
caro, a maquillaje de estrella, pero todos sabemos que mezclar sudor y colonia
da un resultado nauseabundo, que perfumarte sin restregarte la raja del culo
con jabón y no cambiarte de bragas es asqueroso porque a los pocos minutos
huele a lo que huele el pescado podrido, a basura. ¿Cuántos kilos de basura
catódica por metro representaba cada uno de los comensales atildados y
satisfechos en la cena de hermandad elitista de Mediaset? Hablando de detritus
me extraña que en las mesas más próximas a dios no hubiera un lugar reservado
para la nueva estrella de Telecinco, Fran, Francisco
Nicolás, ese repelente mocito con papada obispal que ha conseguido salvar a
Un tiempo nuevo del abismo. ¿Cómo se
desinfecta luego un lugar tan tóxico?
Retrato perfecto de lo que simboliza Mediaset. |
No hay comentarios:
Publicar un comentario