Burbuja
informativa
La cosa está que
arde. Los rojillos de La Sexta lo llaman Al
rojo vivo. Todo el mundo sabe de qué hablamos cuando hablamos de burbuja
inmobiliaria, que dio nombre a la burbuja sanitaria, a la burbuja de las TDT, y
ahora, más que nunca, podemos empezar a hablar de burbuja informativa. Estamos
rodeados de programas de actualidad, al margen de los telediarios. No meteremos
en este recorrido, por consideración a los colegas de las otras cadenas, lo que
dedica Telecinco a este nuevo impulso de la información, ya que esta gente
entiende la actualidad de forma muy, muy particular. Pero no, no cuela como
actualidad la memez que a veces le endonan a Emma García con el nombre de Materia
reservada, donde debaten las chuminadas de la ruptura –o no- de José Campos con Carmen Martínez Bordiú, la situación de la monarquía desde el punto
de vista de los tacones de Letizia Ortiz,
o las triquiñuelas para seguir en portada de la asesora del amor Miriam Sánchez, más conocida como Lucía Lapiedra, actriz espatarrada como
estrella porno, y el repulsivo Pipi
Estrada. Así que no cuela. Dejemos a Telecinco en su justo sitio
otorgándole el reconocimiento de ser de las primeras que apostó por el debate
político con El gran debate, aunque obligada
por lavarse la legaña de La Noria,
que tan mal sabor de boca le dejó. Ahora, las cadenas se dan tortas por
estrenar a un ritmo endiablado espacios de contenido político. Es verdad que
esta fauna hace mucho para mantener el interés día a día. Lo curioso es que La
1, la televisión pública nacional, despacha los asuntos con un desleído Los desayunos y con un sonámbulo El debate, que de tanta corrección han
perdido fuelle. Cuando Pilar García
Muñiz aparece en pantalla un poco antes de las doce de la noche del jueves,
está todo debatido.
La Sexta, en cabeza
Hay que
reconocer que la corona de esta burbuja informativa se la lleva La Sexta. Tiene
pocos programas de producción propia, pero la mayoría están dedicados al
análisis, la información, el reportaje de actualidad. Al rojo vivo es uno de los debates más vibrantes y plurales. Antonio García Ferreras deja clara su
postura ideológica, y mete puyas más allá de lo que hace tiempo se entendía
como moderador. Es activo, toma partido, se enzarza en discusiones, abre vías
de opinión, matiza, no es un moderador institucional, es más, es vehemente,
peleón, gesticulador, se encara, y con su mano izquierda, como el que para a
alguien, organiza silencios, da paso a conexiones, o desvela nuevos datos sobre
lo tratado, eso sí, caballero, después de la guerra, despide a sus invitados
con un apretón de manos. Lo que me llama la atención es la excesiva presencia
de Eduardo Inda –El Mundo- que está
en todas las salsas de la cadena. Por la noche llega El Gran Wyoming y su particular informativo gracias al cual, aunque
“ya conocen las noticias, ahora les contaremos la verdad”. Y lo consiguen.
Desde el humor se entera uno de muchas cosas, entiende muchas otras, ve matices
donde sólo había follón y lío. Desde el humor se desenmascaran datos, mentiras,
y en sus años de existencia ha conseguido un lenguaje propio con el que la
audiencia fiel se identifica. La Sexta
Noche, con el eléctrico Íñigo López,
irrumpió los sábados para competir con su gemelo en Telecinco. Y también va
asentándose en un clima de avaros consumidores de noticias explicadas desde
distintas ópticas. Más vale tarde
amplía su radio, y aunque dice estar “dirigido a aquellos que demandan
información y análisis plural en tiempos de convulsión social”, y lo presenta Mamen Mendizábal, de informativos,
tiene un papel destacado Manuel Marlasca,
experto en sucesos y ahora jefe de investigación de La Sexta. Es decir, lo mismo
hablan de la peineta de Bárcenas que
de la lluvia de meteoritos. La Sexta
columna, Equipo de investigación,
y Salvados –cinco años ya siendo un
referente- completan la nómina de programas de actualidad desde el reportaje y
la investigación.
Obregón 0, Bárcenas 10
Antena 3 deja
huecos para el análisis de la actualidad económica y política en Espejo público, igual que hace Ana Rosa Quintana en su magacín. Son
mesas tertulianas de pega, una presencia que tiene que ver más con “para que no
se diga” que con la apuesta decidida por acercarse a una actualidad que no sea
la social en su faceta más sórdida. La cadena de Planeta anuncia nuevo programa
nocturno semanal centrado en “el debate, la actualidad, y la investigación”. Es
lo más in, la moda, la crema de este café para todos, pura burbuja informativa
que se debe, cómo no, a una demanda de la audiencia. Con que en este nuevo
espacio no esté Albert Castillón
casi sería suficiente. Con que no se debatieran e investigaran los casos Marta del Castillo habidos y por haber
se agradecería. Hay que reconocer que El
gato al agua dio en la tecla hace casi 7 años. Le fue bien a Intereconomía
con ese debate y con su presentador, Antonio
Jiménez, que supo llegar a una audiencia de derechas que necesitaba pura
dinamita, confirmación de sus ideas, sentirse protegida y que alguien dijera
las cosas como allí se decían, y dicen, sin equidistancias, sin miramientos,
sin pretensión de objetividad, retorciendo hasta la manipulación más burda y
grosera todo lo que no encajara en su canon. Desarmado y en retirada este ejército,
la banda abandonó el barco y se pasó a 13tv, cuyos curas han acogido a esta
camada de gatos como lo que tiene que ser, un regalo del Espíritu Santo. En la
burbuja informativa juegan diversos factores. Es barata, existe una demanda de
mercado, y hay productos que se venden solos. Desinflada la burbuja rosa, su
lugar lo ocupa la burbuja informativa. Lo que le pase a Ana Obregón es una antigualla. Ahora importa lo que le pase a
chorizos y corruptos, a los gobernantes y allegados. Ahora las estrellas son Luis Bárcenas, Jesús Sepúlveda, Ana Mato,
los Pujol, el espionaje, el Rey y su
trapisonda familia, los cuentos de Rajoy,
el miedo pavoroso del PP…
La guinda
Premio rebotado
Ha hecho lo que
tenía que hacer. Julio Somoano,
director de informativos de La 1, al que ahora el mismo PP que lo puso no sabe
qué hacer con él porque las cosas no están saliendo como esperaban, fue a
recoger el Premio Nacional de TV que Cultura le dio a su antecesor, Fran Llorente. ¿Qué dijo Wert? Que se lo daban a los
informativos de TVE por su independencia. Perfecto. ¿Qué ocultó Wert? Que era
de la etapa anterior.
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