Bendiciones
de farsante
Hay mucha gente
que se troncha de tanto reírse cuando ve a un engañador catódico muy
profesional al que sacan en las madrugadas de algunas emisoras. No me refiero
hoy a especímenes como Alfonso Rojo,
al que sacan no sólo por la noche sino por la mañana, quizá porque este
periodista se alimenta con pastillas de bilis y se retuerce como un gato cuando
la realidad no se ajusta a sus uñas. Recuperen el vídeo donde en el programa de
Ana Rosa, su ex, apenas digiere el enfado que le provoca Beatriz Talegón, la joven socialista
que les cantó las cuarenta a sus líderes internacionales. El intrépido
periodista acusó a la chica que ser una ganapanes de la política. Beatriz,
serena, mirándolo, sin perder la sonrisa, le recitó su currículo y le recordó
que sí, que ella cotiza como el resto y paga el IVA cuando debe. El acorralado
periodista, humillado, refunfuñó su ridículo.
Otros personajes
producen semejante hilaridad, y sus tronchantes artimañas son carne de zapping. Hablemos del farsante Sandro Rey, brujo nocturno con pelo negro
hasta el culo –peluca o no, o te descojonas o te acojona- atiende llamadas en
la madrugada de señoras mayores y señores –pocos- en apuros. Insisto, a mucha
gente le produce mucha risa. A mí me produce mucha rabia. El lunes estrenó La
Sexta Así nos va, otro intento de
reflotar sus tardes con el peso –cada vez más pesado- Florentino Fernández y la muy pizpireta Anna Simón, que eran pareja en Otra
movida y Tonterías las justas,
dos fracasos por creer que la audiencia se conforma con caritas, posturitas, y
pamplinas. Los de 7 y Acción, la productora de Pablo Motos, han fichado al farsante Sandro Rey para reírse de él y
con él. Malditos rescates del averno. Que se meta sus bendiciones por allí.
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